Capitulo 34

4K 257 34
                                    

Nunca había tenido una relación tan larga pero había superado incluso mis expectativas con Camila.

Mañana cumplíamos 12 meses de relación y nada podía ser mejor que verla regresar a casa. Las vacaciones de verano comenzaban y solo unas cuantas horas me mantenían lejos de ella.

-¿Qué sucede, cariño?- preguntó mi madre sacándome de mis cavilaciones.

-Estoy un poco ansiosa.- acepté.

-¿Camila?- preguntó adivinando el motivo.

-Sí, volverá mañana y no puedo esperar a verla.- acarició mi brazo mientras sonreía.

-¿Eres consciente de cuanto la amas?-

-No realmente.- dije sincera.- me asusta saber que podría amarla mucho más de lo que puedo soportar.-

-Adoro a esa niña.- murmuró más para sí misma que para mí.

-¿Por qué?- ella me miró.

-Sacó la mejor versión de ti, cariño.- la miré esperando que continuara.- Siempre supe que eras perseverante y obstinada. Eso definitivamente lo sacaste de mi.- volvió a murmurar y yo sonreí. -y lo demostraste cuando no dejaste que su padre las separara.-

-Camila tiene crédito por eso.- aclaré.- ella fue la que se enfrentó a su padre y no dejó que lo hiciera.-

-Eso demuestra que también tú hiciste algo por ella. Sacaste su mejor versión.- sonreí ante las palabras de mi madre antes de tomar su mano por encima de la mesa.

-Gracias, mamá.- fui lo más sincera posible.- papá fue muy listo al casarse contigo.- mi mamá sonrió.

-No tengo duda de ello.- dijo con falsa modestia. Miró a mi padre hablar con su socio a unos metros de distancia. Podía ver el amor en sus ojos. Podía ver cuánto amaba a mi padre. 

Tal vez papá notó la mirada de mi madre sobre él, y desvió su atención para encontrarse con sus ojos. Él sonrió de la misma manera y le guiñó un ojo antes de volver la atención a su acompañante.

-Está loco por ti, lo sabes ¿no es así?-

-Lo he sabido siempre, hija.- volvió su mirada a mí. Sonreí y ella hizo lo mismo.

Seguimos platicando por un rato más hasta que mi madre miró la hora.

-Ya es tarde. Ve por tu padre mientras voy por tus hermanos, cariño. Nos vemos en la entrada.- dijo tomando su bolso de mano antes de levantarse. Caminé hacia mi padre que hablaba entretenido con un viejo amigo.

-Es hora de irnos, papá.-

-El tiempo pasa tan rápido.- murmuró su acompañante.- recuerdo cuando apenas eras una bebé.- típica frase de adultos.

-Lo sé.- dijo mi padre.- ellos crecen tan rápido.- me miró unos segundos con una sonrisa orgullosa en su rostro. Amaba sus pequeños detalles. Volvió a tierra para mirar a su amigo.

-Creo que debo irme, Antonio.-

-Quédate, Michael. Hacía tiempo que no sabía de ti.-

Podía ver sus ganas de quedarse. Sabía que no había visto a su amigo en muchos años. Los negocios lo llevaron a vivir fuera del país y sabía de lo unidos que fueron en algún momento de la vida.

-Quédate, papá.- hablé mirando a los dos hombres frente a mi.- Le diré a mamá que llegaras a casa en unas horas.- Vi como sus ojos se encendieron. – Solo no vayas a beber demasiado y usted.- miré a su amigo.- cuide de mi padre.-

-Lo haré, querida.- me dijo igual de emocionado. Parecían dos pequeños niños. Sonreí antes de darle un abrazo a mi padre y uno al señor Antonio.

Salí de la recepción para encontrarme con mi mamá y mis dos hermanos en la puerta. Lucían tan elegantes.

-¿Y tu padre?-

-Se quedará un poco más.- dije y entrecerró los ojos.- Vamos mamá, deja que se divierta un poco.-

Parecía dudarlo pero al final aceptó.

Vi a nuestro chofer estacionar frente a nosotros pero mamá camino hacia él.

-Mi esposo probablemente necesite más de tus servicios que nosotros.- le dijo con una sonrisa. -encárgate de traerlo a salvo.- mi mamá sabía que mi padre terminaría bebiendo más de la cuenta y sería obvio que en el estado de ebriedad, necesitaría ser cuidado. El hombre asintió suavemente.

-No se preocupe, señora. Llevaré al señor Jauregui en cuanto salga.-

-No dejes que compre más alcohol de camino a casa. Sé lo débil que eres con él.- entrecerró los ojos. No estaba molesta, solo intentaba bromear. Y lo logró cuando Frank negó con la cabeza mientras sonreía.

-Usted más que nadie sabe lo persuasivo que puede llegar a ser el señor Jauregui.-

-Lo sé. Fue así como terminé siendo su esposa.- esta vez me uní a la risa de los dos adultos.–  No dejes que te compre con esa encantadora sonrisa. Mantente fuerte.- aconsejó.

Frank volvió a reír mientras asentía.

Mi madre era una mujer y esposa envidiable. Sonreí mientras salíamos de la mansión. Había muchos autos saliendo y entrando pero no creo que mi mamá tenía intención de pedir ayuda para llegar a casa.

Hacía algo de viento y sentí como sujetó mi mamo. La miré y sonreí. Mi hermana tomó su otra mano mientras llegábamos a la calle en espera de algún taxi. No parecía complicado. Había autos transitando por la zona residencial.

Solo debíamos esperar.

Solo esperar.

No era complicado.

No debía salir mal.

Pero en cuestión de segundo todo se volvió en cámara lenta. Sentí su mano apretar la mía con mayor fuerza. Volví para mirarla y vi pánico en sus ojos. Todo transcurrió con demasiada lentitud. No lo entendía. No entendía que estaba sucediendo. No quería entender que estaba por suceder. La miré. Sus ojos estaban asustados. Y de repente sentí una fuerte luz iluminándonos. Luego vino el insoportable sonido del claxon, aun en cámara lenta. Entendí lo que sucedería pero no lo que ella haría.

Me soltó.

Yo no quería soltarla pero ella soltó mi mano.

Sus ojos seguían mostrando pánico. Luego su mano golpeó mi pecho con todas sus fuerzas y yo salí del juego. Vi que hizo lo mismo con mi hermana pero no con mi hermano. Él estuvo detrás de ella. Sé que intentó salvarlo. Pero nada de eso sucedió en cámara lenta. Fue tan rápido que no tuve tiempo de sostener su mano y no dejar que me soltara.

No quería soltar su mano.

Nunca quise que soltara mi mano.

Pero ella lo hizo.

Me soltó.

Te deje ir (Camren)Where stories live. Discover now