Capitulo 37

3.9K 247 14
                                    

El insoportable sonido del despertador hizo eco en mi habitación antes de golpearlo para que se callara. Odiaba su irritante sonido. Siempre me hacía despertar de mal humor.

Suspiré antes de quitar las cobijas de mi cuerpo. Literalmente me arrastré fuera de mi cama por un baño rápido. Me cambie, y alisté antes de bajar a la cocina para hacer el desayuno. Comí unas tostadas con jugo de naranja. Era lo mejor que podía preparar. Aun odiaba la cocina.

Dejé la mitad de las tostadas en un plato y jugo en un vaso antes de tomar mi maleta para salir de casa.

*Fecha actual*

El día era soleado pero soportable.

Caminé despacio para dejar que me alcanzara. Siempre salía tarde y era su mala costumbre hacerme esperar.  Lo detestaba.

-Lauren.- gritó cansada para hacer que me detenga. La vi correr hacía mi antes de saludarme correctamente.

-Puntual como siempre.- dije con sarcasmo. Ella solo giró los ojos e ignoró mi comentario.

-¿A qué hora te dormiste ayer?- la miré confundida por su pregunta.

-Temprano. ¿Y tú?-

-Tarde.- dijo soltando un suspiro. –Dejé el trabajo de Química para el final y no… ¡Mierda!- se detuvo abruptamente.- Olvidé guardar el trabajo y lo deje en mi escritorio.- no me sorprendía

-Pues regresa y…- no me dejó terminar de hablar antes de tomar mi mano y empezar a correr de vuelta a su casa. Habíamos avanzado como unas 4 cuadras ya y regresar con ella solo significaría llegar tarde a clases.- No voy a acompañarte.- intenté soltarme.

-Oh, no.- dijo sujetándome con mayor fuerza.- No me dejarás sola. Está escrito en la ley.-

-¿De qué Ley hablas?-

-Código de amigos.- respondió con obviedad. Sabía que volteaba los ojos sin necesidad de mirarla.

-Llegaremos tarde.-

-Entonces corre más rápido.- dijo tirando de mí.

Como lo predije, llegamos tarde a clases. Era nuestro quinto atraso en el mes y todos por culpa de Dinah. Ganamos la amenaza del inspector de llamar a nuestros padres. Estábamos en la cuerda floja.

-Corre, Laur.-

-Te odio.- dije mirando a todos lados evitando al terrible hombre.
Nuevamente tarde.

Habíamos terminado la clase de educación física y Dinah no podía volver al salón sin haberse arreglado el maquillaje y estar perfecta para el idiota de Bakermat. Un jodido presuntuoso, hijo de la…-

No pude continuar con mis malditos pensamientos por el golpe que recibí. Choqué contra alguien tan fuerte que me arrojó al piso de inmediato. Tal vez porque iba corriendo y solo intentaba no ser vista por…

Todo sucedió en cuestión de segundos. Vi los asustados ojos de Normani mirándome fijamente y luego miró a Dinah. Sabía que mi mejor amiga tenía la misma expresión en su rostro. Normani se recompuso de inmediato antes de gritar.

-¿Pero qué te pasa, estúpida? ¿Acaso no ves por dónde caminas?-

-¿Acaso tu amiga necesita lentes o su estupidez no le permite ver más allá de su nariz?- esa fue Dinah acercándose a mí para levantarme. Apretó un poco más mi brazo tratando de devolverme a la tierra.

-Fue mi culpa, Dinah.- acepté mientras mis manos empezaban a temblar. Intenté evitar que ellas lo notaran.- ¿Estás bien?- le pregunté mirándola directo a los ojos. Un nudo se formó en mi garganta y podía sentir las lágrimas luchando por salir.

-¿Tu…?-  preguntó Normani. Sentí que se obligó a detener la pregunta. Estaba segura de que quiso preguntar algo más.

-Pero que sorpresa tan... terrible.- respondí ayudándola en su juego.

-Siento el mismo desagrado al verte.-

Nos miramos, seguía sintiendo el mismo rencor hacia ella que sentí hace más de un año. Un año. Había dejado de saber de ellas hace más de un año. 

-Señoritas, sus clases ya empezaron. Tendrán una detención si vuelven a faltar.- nuestro inspector habló cortando el momento, pero ninguna de nosotras parecía querer moverse.

-Chicas, ¿qué esperan?- ese fue un hombre que apareció en el pasillo. Lucía como un entrenador. 

Creo que Normani, Dinah y yo bufamos de molestia antes de empezar a caminar.

-Ya nos veremos, niñita de mami.- me burlé de Normani intentando provocarla. La odiaba. La odiaba tanto.

-Te estaré esperando, loca.- contraatacó.

-¿¡Que dijiste?!-

Pregunté enfurecida mientras me dirigía hacia ella. Normani no se quedó quieta por lo que se acercó de inmediato. De repente Camila se interpuso en nuestro camino.

-Lauren, no.- Dinah sujetó mi muñeca evitando que siguiera avanzando.- Debemos llegar a clases. Lo solucionaremos luego.- susurró.

No podía retirar mi mirada de Normani. Tenía demasiada ira y rencor hacia ella que mi cabeza no paraba de gritarme que me acercara. Sonreí porque era lo único que podía hacer por ahora.

-Te veré luego.- dije antes de mirar rápidamente a la pequeña.

Había cambiado. Lucia mucho más hermosa con su cabello largo y ligeramente ondulado. Llevaba el mismo uniforme de Normani por lo que empecé a crear teorías en mi cabeza. De todas formas estaba alucinando. La había vuelto a ver.

Seguimos caminando hacia el salón, pero antes de llegar, Dinah tiró de mí llevándome hacia los baños. No dijo nada. Solo esperó en silencio junto a mí. Podía sentir que mi respiración era entrecortada y tensa.

-¿Estas bien?- preguntó luego de varios minutos.

No dije nada. Solo me acerqué a ella y la abracé. Luché porque mis lagrimas permanecieran dentro y me obligué a no llorar.

No debía volver a llorar.

Pasaron algunos día y terminamos con un jodido castigo.

¿Quién diría que no puedes meter los bolsos del equipo contrario en un bote de basura y líquidos desconocidos?

Nos dieron el castigo de la vida y me sentí mal por mis compañeros. Ellos pagaron por nuestros actos pero realmente no parecía importarles. Supe que comentaban sobre la buena broma hacia los niños ricos.

Resultaba irónico pensar de esa manera cuando yo fui parte de ese mundo en algún momento.

Actualmente sobrevivíamos por los pocos ingresos que la compañía de mi padre recibía. Mi tío se hacía cargo del negocio y escuchaba lo difícil que era sacarla adelante. Mentira. Sabía que era un ladrón de primera y que la compañía esta económicamente bien. Lo sabía pero no podía hacer nada sobre ello. No por el momento.

Seguimos gastándoles bromas a las chicas y entre las mejores estaba: pintar el auto de Normani. Sin duda alguna la mente maestra de Dinah no pudo haber actuado de mejor manera. Me reí tanto cuando la vi manejando ese auto de circo por la cuidad, aunque no siempre tenía ese ánimo cuando las veía.

Existían días en los que mis recuerdos salían a flote y me destrozaban el alma. Había días en los que su sola presencia me destrozaba.

Intentaba sobrellevarlo pero en ocasiones la situacion se salían de mis manos.

Te deje ir (Camren)Where stories live. Discover now