Capítulo 5

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Believer - Imagine Dragons

Se sentía como si toda su vida hubiera cobrado sentido hasta ese momento. Sus labios sobre los suyos. Suaves, dulces, vivificantes. Naruto gimió cuando ella entreabrió sus labios y él, suspirando, dejó ir su lengua al encuentro con la suya. Su corazón le gritaba por los altavoces que ese era su lugar, que por fin había llegado a su destino... y él le creyó. Todo su ser vibraba de una forma que jamás antes había experimentado. Con cada roce, cada caricia, Naruto sentía que la vida regresaba a él, a su cuerpo después de años de vivir entumecido, aletargado, anestesiado.

Penetró su cabello con los dedos y gimió cuando ella echó su cabeza hacia atrás permitiéndole explorarla toda. Tenía tantas ganas de Hinata, que maldijo en sus pensamientos el lugar en donde se encontraban. Deseaba comérsela entera, navegar por su cuerpo, recorrer su piel con los labios, la lengua. Reclamarla de una vez por todas. Nunca una mujer lo había encendido a tales decibeles. Como si estuviera ardiendo de necesidad y ella fuera la única cura existente. Rodeó su lengua, saboreó su boca y la apretó más contra él, gruñendo por lo duro que estaba, por la molesta restricción que sus pantalones y bóxer le otorgaban a su endurecido miembro.

Chispas viajaban por sus poros con cada movimiento de sus labios... era simplemente inverosímil que un simple beso significara tanto. No... no era un simple beso. El final de su camino estaba en esos labios que saboreaba con tanto esmero. Había llegado a la meta.

De repente, Hinata se separó de él, tropezando hacia atrás en sus tacones. Desconcertado la observó respirar agitada, con las mejillas rojas y los labios hinchados y la deseó todavía más, pero entonces vio como ella le daba la espalda y se pasaba una mano por la cara. Como si intentara recomponerse después de semejante beso.

―Hinata ―Trató de acercarse, pero ella le miró y retrocedió negando con las manos.

―No... por favor ―Ella se lamió los labios y Naruto respiró con fuerza―. N-No...

Estaba completamente sin habla, en un profundo estado de shock. Jamás lo vio venir. Estaba tan furiosa consigo misma que tuvo que apretar los dientes para no soltarse a llorar de la rabia. No pudo resistirse, se dejó llevar como nunca en su vida y odiaba sentirse como se sentía. Caliente, aturdida, deseosa de más ¿Es que acaso ella era igual que su madre? No, no lo era y si su jefe pensaba que ella era una cualquiera estaba muy equivocado.

―Por favor, nunca más intente algo como eso ―exigió luego de tomar una buena bocanada de precioso oxígeno―. No sé que le habrá dicho Hiashi de mí, pero por favor, le suplico guarde las distancias.

― ¿Qué demonios estás diciendo? ―gruñó su jefe. No pudo evitar verle y sintió como sus venas se calentaban, como si fuera gasolina lo que las recorriera en lugar de sangre. Los labios, ya de por sí gruesos, aumentaron de tamaño. Estaba ruborizado y despeinado, y Hinata odió que luciera aun más atractivo de lo que ya era.

―Lo que escuchó ―ladró disgustada―. Usted es mi jefe y yo no soy ninguna cualquiera que se enrolla con su jefe.

Naruto resopló a la vez que se echaba el pelo hacia atrás con la mano.

―No eres una cualquiera, Hinata. No quiero que vuelvas a pensar así.

― ¿Ah no?

―No. Me gustas. Por eso te besé.

Fue como un vaso de hielo a la cara.

― ¿Qué?

El se acercó un paso.

―Lo que oíste. Me gustas y no pude controlarme.

Naruto esperó de todo menos que se echara a reír en sus narices. Frunció las cejas.

ANGEL - NaruhinaOnde histórias criam vida. Descubra agora