Capítulo 21

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So cold - Ben Cocks 

― ¡NO! ―gritó Naruto y despertó, jadeando

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― ¡NO! ―gritó Naruto y despertó, jadeando. Se sentó en la soledad de su inmensa cama y trató de calmar los desenfrenados latidos de su corazón. Sudaba, sentía que se ahogaba, que estiraba el brazo y no podía alcanzarla. Sus ojos angustiados y llenos de dolor era lo único que lograba ver a través de la bruma de sus sueños. Sus manos subieron a su pelo y tiró de él con fuerza, deseaba gritar, sacarse ese dolor del pecho. No comprendía porqué la soñaba, porque seguía inmiscuyéndose de esa forma en su vida.

Siete meses habían pasado y no conseguía avanzar. Era como una maldita enfermedad sin cura, no existía nada que lo sacara del recuerdo de sus ojos, de su pelo, de su voz... a pesar de que no sabía absolutamente nada de ella y él lo prefería así, no soportaría saberla con alguien más. Bajó sus pies al suelo y miró el reloj sobre el buró. Apenas eran las cinco de la mañana, pero estaba seguro de que no conseguiría dormir otra vez, al menos no sin que ella apareciera otra vez así, sin ser invitada.

Ya no la odiaba, ni sentía coraje ni nada. Al contrario, la extrañaba como nunca y estaba convencido de que si se le aparecía rogándole perdón lo haría. No le importaba lo que le hubiera hecho, la perdonaría con tal de que lo besara otra vez, lo amara otra vez... así todo fuera fingido.

Apretó la mandíbula y se puso de pie. Era tan patético, tan masoquista que lo mejor en esos momentos era iniciar su día de una vez por todas. Se puso un pantaloncillo de deporte, vendó sus manos y se dirigió a su gimnasio. Colocó todo en posición, encendió los equipos modernos de audio y junto al canal internacional de economía, dedicó su mañana a descargar la tensión en su saco de boxeo. No se permitía pensar, analizar o profundizar sus sentimientos. Trabajaba como nunca y viajaba a muchos lugares cerrando negocios, comprando empresas o simplemente aislándose del mundo en general.

Había adquirido sus acciones con la comercializadora Hyuga por el doble del precio en que las había vendido, no le hacía gracia volver a ser socio del padre de la mujer que todavía lo doblegaba, pero sí se concentraba nada más en el plano empresarial, debía aceptar que las ganancias eran exorbitantes. Haber levantado ese negocio junto a Hiashi y Neji Hyuga, había elevado su estatus y la venta de sus propiedades en la bolsa de valores. El sacrificio de mirar esos ojos tan parecidos a los de ella valía totalmente la pena.

Kakashi lo esperaba cuando subió al Range Rover de la empresa y sonrió cuando Shikamaru envió un mensaje a su teléfono. Se alegraba tanto por sus amigos y su felicidad. Ese sí era amor del verdadero, de los que perduraban para siempre y el embarazo de Temari era la prueba. Su mejor amigo acababa de confirmarle que esperaban un niño. Después de la perdida de su hijo, creyó que no deseaba tener uno jamás... hasta que apareció ella.

Miró por la ventana tragando saliva. A veces se preguntaba qué había sido de ella, en donde estaría, si lo recordaría. Era consciente de que su comportamiento no había sido el mejor, que le había hecho daño, pero él que ella le causó a su corazón era mil veces peor.

ANGEL - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora