Capítulo 8

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I don't wanna live forever - Zayn & Taylor Swift

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―No me importa, se les va a pagar ―Hinata ronroneó todavía adormilada y sonrió con los ojos cerrados al escuchar su ronca voz―. Okey Kakashi, a las cuatro en punto estaremos allí.

Se incorporó en la cama cuidando su desnudez, pasando su mano por su alborotado cabello y mirando por la habitación, en su búsqueda. Cuando lo encontró sintió que podía arrodillarse y agradecerles a los dioses ante semejante vista. De espaldas, todo su cuerpo desnudo a la vista, Naruto era una visión fuera de este mundo que jamás se cansaría de ver. Aprovechó que estaba ocupado para admirarlo más lentamente. Si la ponían a elegir que le gustaba más de su cuerpo, no sabría elegir entre su espalda o su culo. Bueno, su espalda llevaba una ligera ventaja gracias a esos tatuajes. Los increíbles trazos de tinta negra le fascinaban, eran impresionantes, cada una de sus líneas. ¿Tendrían significado como el que tenía en el estómago? Algún día lo averiguaría, prefería aprovechar ese instante para deleitarse con la vista.

Él terminó la llamada en ese instante y se volteó, noqueándola con su increíble atractivo. Le sonrió de medio lado mientras caminaba con desgarbo hacia ella.

Se mordió el labio cuando vio su miembro erecto. Era impresionante y hacía que su vientre se calentara.

―Hola...

―Hola... ―Su voz sonó rasposa por el sueño. Naruto se inclinó sobre su cuerpo.

― ¿Dormiste bien? ―Besó sus labios y Hinata le echó los brazos al cuello riendo cuando él fue recostándola.

―Muy bien ―le respondió y Naruto, utilizando su índice, le bajó la sabana hasta dejar sus pechos desnudos.

Se sonrojó.

― ¿Ya te dije que me fascinan? ―Él se lamió los labios.

Ella soltó una risita.

―Como unas trepescientas veces.

Él enarcó una ceja.

¿Trepescientas? ―Hinata asintió.

―Ajá, muuuuchas ―Él le besó el cuello y ella suspiró, sabiendo perfectamente lo que venía.

Naruto arrancó la sabana de su cuerpo y ella le atrapó con sus piernas. Gimió duro y sus ojos se voltearon cuando la penetró y se arqueó cuando empezó a moverse sobre ella, entrelazó sus dedos y la contempló mientras la hacía suya. Ella gemía, jadeaba, se arqueaba y sus profundidades le abrazaban deliciosamente, como nada jamás en su vida lo había hecho. Como si fuese un novato se encontró gimiendo y jadeando cuando ella serpenteó las caderas bajo él, amplificando el placer provocado. Se sentó sobre sus rodillas y se llevó ambas piernas a uno de sus hombros, golpeándola duro y volviéndola, literalmente loca de placer. Hinata se aferró a las almohadas, machacándose el labio inferior y cuando su clímax explotó, lo sintió salir de ella y bañarla con su esencia.

ANGEL - NaruhinaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt