Capítulo 12

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Light - Sleeping At Last


Hinata despertó cuando un rayo de sol chocó directamente en su rostro, gimió y hundió la cabeza en la almohada. Sentía que partes de su cuerpo que jamás había usado le escocían y sabía que tanto ella como su cabello estaban pegajosos. Ya ni el aire acondicionado funcionaba cuando Naruto y ella pasaban la noche en su apartamento, a pesar de que el invierno estaba a la vuelta de la esquina. Después de aquella noche en la que él le había confesado sus más profundos secretos, habían pasado las noches allí después del trabajo, de eso hacía una semana y ella pensaba que si continuaban a ese ritmo terminaría inválida, Naruto conseguía excitarla a niveles inimaginables.

Habían conversado mucho acerca de aquello, él había dicho que después de lo sucedido, más el accidente de su padre y hermano, se había sumido en una depresión de la cual le fue muy difícil salir. Psicólogos y terapeutas fueron y vinieron y al final, cuando por fin pudo reunir las fuerzas para superar todo lo sucedido se había prometido así mismo no volver a lastimar a nadie, no volver a estar en una relación con una persona por la que no tuviera ningún sentimiento.

Había tenido amantes, por supuesto, pero él no las llamaba así. Él decía que eran "aventuras" y que podía contarlas con los dedos de las manos. Los celos pegaron duro en su interior, pero la sensación disminuyó cuando él dijo que ni siquiera les ponía cara y que no duraron más de doce horas a su lado. Naruto se había sumergido en una soledad que lo refugiaba en largas jornadas de trabajo y que, gracias a eso, ahora tenía uno de los conglomerados transnacionales más importantes de la monarquía. Sabía que la culpa era algo que lo carcomía, pero ella no lo culpaba, al menos no por completo. Un bebé no era un instrumento para amarrar a un hombre y ese fue el error que Hotaru cometió. Naruto no sentía nada por ella y aunque hubiese tenido a su hijo, no hubiera podido enamorarlo. Su relación estaba destinada al fracaso cuando apenas la iniciaron. Lástima que todo concluyó tan trágicamente.

Hinata abrazó con más fuerza su almohada, amaba su olor a hombre y le fascinaba envolverse en sus sábanas cuando no lo podía hacer en él. ¿Dónde estaba Naruto? Lo más seguro que en el gimnasio, el hombre amaba boxear y ejercitarse y que le aspen si ella no amaba la visión de todos esos músculos contrayéndose y empapándose cuando lo hacía. Se acomodó mejor y cerró sus ojos, estaba agotada, tenía los labios hinchados y podía jurar que se encontraba afónica.

Naruto entró a su habitación secándose el sudor del rostro y la nuca, se detuvo un momento admirando la visión de su precioso y sensual ángel tendido en su cama. Boca abajo, con toda esa delicada y suave espalda desnuda, Hinata abrazaba una almohada con sus brazos y una pierna. La sabana blanca cubría solamente su delicioso culo y él saboreó sus labios ante la vista de los hoyuelos de Venus que lo adornaban. Eran tan malditamente sexys que follar a Hinata desde atrás se convirtió en su posición favorita.

Cayó sobre sus manos y rodillas en la cama y le mordió una nalga. Ella respingó y lanzó su cabello a un lado para mirarlo por encima de su hombro.

―Buenos días, ángel ―Hinata alcanzó una almohada y cubrió su cabeza con ella.

―Buenos días ―Su voz sonó amortiguada. Pasó su lengua por los sexys hoyuelos y sonrió sobre su piel cuando la notó erizarse.

― ¿Te duchas conmigo? ―Ella negó con la cabeza.

―Quiero dormir ―Rio al verla actuar así y la comprendía. Habían aprendido que sus manos eran imanes en el cuerpo del otro. No podían parar de tocarse una vez entraban en su apartamento o en el de ella.

Se puso de pie.

― ¿Por favor? ―No le respondió.

Totalmente divertido tomó su pie y tiró fuerte de él. Hinata chilló y él aprovechó para girarla boca arriba. Sus carcajadas resonaron por el espacio cuando le clavó los dedos en las costillas. Amaba su risa.

ANGEL - NaruhinaWhere stories live. Discover now