Capítulo 28

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Let me touch your fire - A R I Z O N A

Las semanas continuaron transcurriendo hasta convertirse en meses; cinco para ser exactos

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Las semanas continuaron transcurriendo hasta convertirse en meses; cinco para ser exactos. Su cuerpo se recuperó totalmente hasta llegar a sentirse más completa, más ella. Su hijo por otro lado era un bebé de cuatro meses completamente sano y vivaz, aunque continuaba bajo estrecha vigilancia pues las consecuencias de haber nacido a los siete meses de gestación todavía no eran notorias. Sin embargo, había comprendido que tarde o temprano podría ser así, a pesar de que sus reacciones eran las de un bebé nacido a término.

Continuaba viviendo en ese apartamento que ahora sentía como un hogar e incluso, había iniciado una maestría cuando le comentó a Kushina que sentía que se volvería loca al no tener nada que hacer. Necesitaba trabajar, ocupar su mente ya que, aunque amaba estar con su hijo, su tiempo libre era ilimitado y ya había releído todos sus libros preferidos. La mujer inmediatamente le sugirió retomar sus estudios y aunque en un principio se negó; ahora lo agradecía porque su mente estaba concentrada en otra cosa. No obstante, la sensación de que algo hacía falta continuaba allí, acompañándola como su sombra, una sombra que no le permitía ser la Hinata que era antes de que su camino se cruzara con el suyo. Naruto continuaba viviendo en sus pensamientos; sus ojos, su olor, su sonrisa y su temple aparecían constantemente en sus sueños. Su compromiso con Sakura había sido falso, le había aclarado Kushina en una ocasión, cuando sin querer las escuchó a ella y a Ino conversar sobre ese tema. Saber lo que de verdad había sucedido no la hizo sentir mejor, de todos modos, no sabía si ellos habían estado juntos de verdad, aunque el beso que se publicó en la prensa fue motivo suficiente para que su cuerpo colapsara de aquella manera.

No era fácil amarlo y no saber nada de él en meses, más que los pequeños comentarios que Kushina hacía y sin poderse negar más a la realidad de sus sentimientos; reconocía que moría por verlo... solo eso. Mirarlo y comprobar si él estaba pasando por lo mismo que ella, si él también sentía que no lograba avanzar en su vida, superar el pasado y construir un mejor futuro.

Ahora; sentía que su corazón estallaría en cualquier momento porque iba a verlo después de tanto tiempo, comprobaría por sí misma si él ya había logrado retomar su vida al lado de alguien o no. Resopló y peinó con sus dedos los mechones ondulados que caían sobre su pecho. El día en que bautizarían a Boruto había llegado e inevitablemente se reencontrarían. Sin verse ambos habían estado de acuerdo en que Ino fuera la madrina y Sasuke el padrino, ellos fueron los que descubrieron con tenacidad el plan que se fraguaba tras aquella asquerosa treta que Hiashi y sus aliados habían realizado en su contra, por lo que pensaron que era justo que fueran los padrinos de su hijo.

Hinata se echó un último vistazo en el espejo y dio vuelta en sus tacones. Llevaba un vestido blanco ceñido a sus curvas y largo hasta las pantorrillas, escote recto y tirantes finísimos que resaltaban sus clavículas y hombros desnudos. Se detuvo sonriendo cuando escuchó las pequeñas carcajadas de su bebé en brazos de Ino y Sai; quienes se comprometieron hace menos de dos semanas. Boruto llevaba un pequeño trajecito en color blanco y con más cabello que antes; sus ojos azules relucían llenos de vida y energía.

ANGEL - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora