Epílogo

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The One - Kodaline


Hinata suspiró de satisfacción y lamió sus labios sensualmente cuando vio la amplia espalda desnuda y tatuada de su esposo adentrarse al mar de la Costa degli Etruschi en Italia

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Hinata suspiró de satisfacción y lamió sus labios sensualmente cuando vio la amplia espalda desnuda y tatuada de su esposo adentrarse al mar de la Costa degli Etruschi en Italia. Se desató el nudo del bikini blanco que llevaba y recostó su cabeza sobre sus brazos, había dormido tan poco esos días que allí, con la brisa marina, la deliciosa salinidad, y sobre esa cama balinesa, una siesta se le hacía más que apetecible. Llevaban allí poco más de tres días, luego de más de dos semanas viajando y visitando los lugares más hermosos de la Toscana italiana. Después de que regresaran de su inesperada, pero ardiente travesura, disfrutaron de la cena y el baile junto a sus familiares y amigos, antes de que su esposo volviera a secuestrarla, llevándosela en su Ferrari y luego subiéndola a su jet rumbo al destino de su luna de miel.

Se dio la vuelta, descansando su espalda en el mullido colchón y mordió su labio al recordar la fantástica noche de bodas que su esposo y ella vivieron en un lujoso hotel en Roma. Fueron horas de placer inmenso y piel repleta de sudor, explorándose con vehemencia, con urgencia infinita, deshaciéndose la piel entre caricias, absortos en su mirada, en la forma en que sus manos se pegaban al cuerpo del otro, en el reconocimiento eterno de que sus almas se complementaban y se consumían hasta convertirse en una sola. Naruto, en un arrebato al rojo vivo, había atado sus muñecas al cabecero de la cama y había torturado sus sentidos de formas que deberían ser penalizadas por ley. El espejo en el techo, el vino tinto sobre las curvas de su cuerpo, más la desatada forma en que él la hizo suya esa noche entre gemidos, jadeos, ruegos y su aliento desperdigado por toda su piel; la llevó al cielo hasta que tocó con sus dedos el amplio firmamento, explotando sus terminaciones nerviosas en luminiscencia constante, emitiendo gritos y rugidos repletos de necesidad.

Pasaron todo el día siguiente acostados en la cama, besándose, tocándose, susurrándose todo el tiempo lo que tenían, lo que era pertenecerse y entregarse de esa forma.

Hinata sonrió con los ojos cerrados recordando las dos semanas posteriores a esa fantástica noche. Su luna de miel se basó en explorar los más hermosos parajes de la Toscana, su arte, su gastronomía, los deliciosos vinos y su cultura. Iniciaron en Florencia, visitando los más importantes museos, sus pinturas y esculturas reconocidas mundialmente. Visitaron las ciudades de Siena, Lucca y Pisa, hasta parar en la provincia de Livorno, exclusivamente allí, en esa villa privada que Naruto alquiló solo para ellos dos a la orilla de la playa. Habían paseado en bicicleta, visitado spas, navegado en yate, hecho snorkeling y bebido vino de la mejor calidad italiana mientras ideaban nuevas formas de incluirlo cada vez que hacían el amor. Sin embargo, la parte más intensa de su luna de miel había transcurrido en esa villa, donde el único requisito consistía en la desnudez y contacto constante.

Había recuperado sus alas y ahora volaba con fuerza, recorriendo con el vigor de su vuelo cada milímetro de sus seres mientras dependían uno del otro, su amor sería eternamente joven y solo con eso era feliz. Solo con la eternidad.

ANGEL - Naruhinaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن