Dylan Grey

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Girl Next Door —Copperpot

Alicia

El auto de Thomas se detuvo frente a la casa del Jorjius. Que arrechera tener que ir junto a él, si me hubieran preguntado si quería ir junto a Dylan O'Brien en el asiento del copiloto hubiera gritado de felicidad, pero hoy era a quién menos quería ver porque tenía ganas de cachetearlo con mi chola.

Escuché como las puertas traseras se abrían y luego cómo Teresa y Thomas se salían seguro para chancear a solas.

No le tomé importancia y tomé mi bolso de Cap para irme de ahí sin tener que dirigirle la palabra al mardito este pero algo sucedió.

La puerta no quería abrir.

—¿Sabes lo que es el seguro para niños? —Fue lo que había dicho.

Suspire irritadamente.

—Déjame ir.

—No hasta que me perdones Lily.

—Está bien, te perdono.

—Bien, pero ésta vez sin el sarcasmo.

Rodé los ojos.

—Dylan, ¿Si sabes que esto no es «La propuesta» y tu y yo no somos Andrew y Margaret?

—¿Si sabes que toda chica daría lo que fuera por estar en tu lugar en éste preciso momento?

—¿Qué? ¿Jalandote bola? —él entorno la mirada— escucha, no quiero estar más arrecha de lo que estoy, déjame salir.

—¿Y mis disculpas?

Encaje las uñas en el asiento reprimiendo las ganas de meterle un quieto por marico.

—Puedes metertelas por el...

—Ah ah —movió su dedo índice de un lado a otro— nada de insultos. Te propongo algo.

—¿Dejarme ir antes de que te caiga a coñazos? porque me tienes arrecha.

—Sal conmigo mañana.

—¿Qué? Pero si hoy estuvimos todo el día con ustedes en casa de Thomas.

—Estoy hablando de nosotros, tu y yo —Levanté una ceja— ¿Quieres salir conmigo en... una cita?

Cita, muchacho marico, ah, verdad que eres gringo.

—Dylan...

—¡Por favor...! —tomó mi mano y la llevó a su pecho— no quiero que estés enfadada conmigo ¿Si? Quiero remediarlo.

Rodé los ojos y solté un suspiro, si es ladilla vale.

—Bien, acepto —sonrió— pero nada de dramas o me temo que ésta vez no me reprimire y te meteré un coñazo.

Él rió.

—Está bien, nada de bromas pesadas —levantó las manos en señal de inocencia.

Volví a intentar abrir la puerta pero no pude lograr hacer nada.

Bufe.

—¿Qué? ¿Te irás sin darme un beso de despedida? —Levantó una ceja.

—Qué ladilla eres.

—¿Qué significa eso?

Le sonreí.

—Que eres muy guapo.

Sus mejillas tomaron color e intentó decir algo pero de sus labios sólo salieron titubeos.

Y ahí está mi Stiles.

Venezuelan Girl Almighty || Dylan O'Brien Where stories live. Discover now