Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
—Hmmm... —murmure entre sus besos— me encanta este lado jeva tuyo pero te recuerdo que no beso a mis amigos, Dylan.
Rodó los ojos.
—Por favor Alicia —pidió— para de castigarme con eso, la cague ¿Si? Pero te necesito, te extraño.
—Verga, ¿Qué parte de no, no entiendes?
Bufo. Y me soltó.
—La parte en la que sales toda una tarde con un maldito desconocido mientras yo me estoy muriendo de celos, maldita sea —se pasó las manos por el cabello. Estaba a r r e c h o— dime qué tengo que hacer para hacerte cambiar de opinión. ¿Acaso quieres que me arrodille, Alicia? ¿Eso es lo que quieres?
Gruñó.
—¿Verdad que no es bonito cuando tu novia mira a otro chico? ¿Verdad que no mmaguevo? —gruñi yo— pues imagínate cómo me sentí yo cuando le estabas mirando las tetas a la mmagueva aquella.
—¡Las tuyas son mejores, joder!
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—ia ba, Khé.
No si. Ahora lo amo. Al menos me miente diciendo que tengo tetas para hacerme sentir mejor :')
—Si, a leguas se notaban que eran operadas —explicó desviandose del tema— en cambio las tuyas son como que muy...
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—Ya va, ¿En qué momento tu me miras las tetas, carajito?
Dylan se sonrojo de golpe.
—Yo... bueno... ehm... —aclaró su garganta— bueno, en fin. El punto es, ¿Podrías perdonarme?
—Dylan...
—Alicia, Te quiero. A ti y sólo a ti. ¿Lo sabes verdad? —sostuvo mi mentón.
Desvie el rostro.
—Tengo que pensar bien las cosas.
—¿Pensar? ¿Qué vas a pensar? —dijo— maldita sea, te quiero y ni siquiera sé porqué. Me vuelves loco a tal punto de hacerme rogar a una chica por tres malditos días cuando estando en otro momento simplemente la hubiera mandado a la mierda. No soy como las revistas y las entrevistas me describen, soy un idiota ¿Si? Lo reconozco, pero también reconozco que estoy malditamente enamorado de ti desde que subiste a traducir a Teresa en la Comic-Con.
