Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
Sus labios chocaron con los míos tan rápidamente que su cuerpo se tambaleó, quedando apoyado de la puerta.
Admito que me encanta cuando a Dylan se le metia lo Christian Grey, nawebona'
Envolvió sus brazos en mi cintura, casi en un abrazo. Empecé a desordenar su cabello y a tirar de él como a él le gustaba y a causa de eso, sentí como empezó a morder mis labios.
Me arrancó un suspiro.
—Estás acabando con la poca cordura que queda en mi, Alicia... —susurró contra mis labios.
—Tu acabaste con la mía desde que te vi en YouTube, gafo.
Él rió por lo bajo y volvió a capturar mis labios, lentamente pero aún conservando el mismo sentimiento de «Se prendió ésta mierda» en él. Se incorporó y aún sin dejar de besarme, tomó asiento en la poceta para luego abrir mis piernas y hacerme sentar a horcajadas sobre él.
Su arma mortal estaba esperando la señal para disparar.
Empecé a desabotonar aquella camisa azul que traía y que hacía resaltar su color de piel, ¿A quién engaño? A éste mmaguevo le lucen todos los colores
El arcoiris le dicen.
Sus manos subieron por mi espalda hasta encontrar el nudo de la pieza superior del traje de baño, lo desató e hizo lo mismo con la otra.
Su vista calló a mis comadres, mi pecho e macha.
Relamio sus labios
—Me gustan... —dijo sin despegar su mirada. Si es cobero— ¿Podría...?
Su mano subió por mi abdomen y se detuvo justo bajo el montículo de uno de mis senos. Sus ojos cayeron sobre los mios en una súplica silenciosa.
Dylan me estaba pidiendo permiso.
Asenti nada más a ver qué iba a hacer.
Weno menor, usted se vacilo la saga completa de 50 Sombras de Grey, la de After, y un coñazo e fanfics de Dylan O'Brien, algo debí de aprender.
Love me like you do, lo-lo-love me like you do🎶
Yo soy la peor, alv.
Sentí su mano subir y acoplarse a uno de mis senos, automáticamente cerré los ojos como la propia estúpida.
Sus besos recorrieron mi pecho y todo el camino desde mi cuello a mi oreja.
Susurró.
—Vamos cariño, amo que seas tímida pero justo ahora eso es lo que más está matando a mi amigo allá abajo —mordió el lóbulo de mi oreja— hazme sentir tuyo también... Vamos Alicia, arruechate.
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