Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
—¿Qué vaina es esta, marico? —se escapó de mi boca cuando Dylan paró el carro frente a la casa.
Esa vaina tenía una corneta me imagino que en la parte trasera del patio porque hasta aquí se escuchaba el vallenato rancio que seguro había puesto el Jorjius.
—¿Ahora que picazon le habrá dado a éste? —volví a decir mientras me bajaba del carro y Dylan me seguía.
Entrelazó nuestros dedos haciéndome parar de golpe y mirarlo.
—¿Qué? —preguntó— ¿Te molesta?
Sonreí medio mongolica.
—No, es sólo que me estoy acostumbrando.
Ambos retomamos el paso hasta la entrada, saque las llaves para abrir la puerta pero en seguida salieron unas mujeres de ahí con unas tazas mientras reían.
—Eh... ¿Buenas? —llamé su atención.
La catira fue la que me paró bola
—Oh, ¿Eres la otra sobrina del jefe, verdad? —preguntó.
Asenti.
—Tu hermana es tan divertida —agregó la negra que venía con ella— en fin, iremos a comprar más snacks para la parrillada, dile a George que no tardamos.
¿Parrillada?
Ya va, de qué me perdí?
—¿Qué habrá hecho ésta gente en lo que yo salí? —pregunté para mí misma frunciendo el ceño.
Dejé mis peroles en el mueble y caminé con Dylan hasta el patio trasero.
Broder yo abrí esa puerta y el olor a parrilla me hizo agua esa boca.
Verga, yo sé que acabo de comer pero nojoda, pa eso están las tazas.
Mañana desayuno parrilla :D
Efectivamente ahí había un coñazo e gente en el fancy patio de mi tio, marica hasta Thomas estaba ahí, alv.
—¡Dylan! —mi tio vino a abrazarlo casi tirandome de coñazo— ¡Atención! Éste niño de aquí es Dylan O'Brien, el carajito más chévere que conocerán y el otro panita de allá, el cuadre de la sobrina mía, si, esa la que tiene un pedazo de chorizo en un bracket, es el más cabrón —la gente aplaudió— Ahora alguien que me le traiga una cerveza a éste muchacho.
No sí.
—Jorjius, por si no te diste cuenta yo también estoy aquí.
—¡Ah, si! —volvió a llamar la atención— y ella es mi sobrina Alicia.
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