Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
—¿Estás segura que no estás dejando nada? —escuché a Dylan decir por décima vez.
Levanté la vista del guión, fugazmente.
—Si.
Volví a mis papeles. Ya mañana era 1 de enero y tenía que repasar mis líneas para cuando regresaramos a trabajar pero da la casualidad de que la aerolínea nos adelantó el vuelo del miércoles y tendríamos que irnos hoy a las tres de la mañana.
Que arrecho vale, no podremos quedarnos para la fiesta de año nuevo de los O'Brien. Dylan estaba estresado porque nos habían avisado muy tarde y estaba vuelto un culo ordenando nuestras cosas y empacando.
—¿Entonces irás a casa de mis padres en sostén y pantis? Porque de ser así mis primos te empezarán a rondar como buitres y no prometo no sacar mis celos a flote.
Frunci el ceño y levanté nuevamente la vista. Aún seguía en ropa interior.
—Ajá, ¿Y de quién fue la idea de un "Rapidito" antes de irnos? Porque estuvimos en ése beta como por una hora y es por éso que andas como un loco empacando.
Sonrió picaramente
—Lo dices como si no te hubiera gustado, cosa que ambos sabemos que no es cierto.
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Rodé los ojos para mí misma y regresé la vista a mi guión.
—«¡Oh, Dy...Dylan!» —gimió— «¡Dylan...!»
Levanté la vista de coñazo y totalmente roja.
Éste grandísimo coñoesumadre
—¿Tu quieres que te meta tus coñazos verdad?
Me ignoró.
—«Oh Dylan... Se siente tan... ¡Oh por Chiabe...!»
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Me paré de coñazo y le lancé mi almohada. La esquivó de un salto y se empezó a reír.
—Ven aquí mmaguevo —me agache y agarré una de mis cholas.
