Caminos

22

El regalo de Harry era un pijama.

   —Yo solo pensé... Estás todo el día en pijama, pero ahora llevas esos que parecen de una calidad tan inferior a ti que... —balbuceó mientras me observaba desenvolver el paquete. El pijama resultó ser precioso, de seda fina y distinguida, de color verde Slytherin. Las manos me temblaron de emoción al sostenerlo—. Y sé que en Hogwarts llevabas unos muy bonitos. Tardé tanto en comprarlo porque tuve que ir a pedirle ayuda a Fleur, ya que, bueno, ya sabes, mi gusto no es muy distinguido.

   Harry habló a trompicones y moviendo mucho las manos, como si estuviera nervioso. Sentí un chispazo de alegría por primera vez en meses. ¿Cómo era posible que Harry fuera tan adorable? Se me dibujó en la cara una sonrisa gigante sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Los ojos de Harry se agrandaron al verlo, me acarició la mejilla con suavidad y me preguntó:

   —Entonces, ¿te gusta?

   Yo asentí muchas veces, creo que un poco sonrojado.

   Ese día tomé un baño largo y caliente por primera vez en mucho tiempo. Después de hacerlo me sentí limpio, en lugar de como un sucio y execrable despojo de la guerra.

   Al ponerme el pijama suspiré. Era tan suave, tan Slytherin, tan mi yo de hace unos años, que resultaba casi increíble.

   Cuando nos fuimos a dormir, Harry se tumbó a la distancia habitual de mí. Por alguna razón, todo ese espacio que dejábamos entre nosotros al irnos a la cama en unas horas había pasado de ser suficiente a ser demasiado amplio. Lo miré, él me miró a mí, estuvimos unos segundos en silencio, y entonces yo me moví con cuidado hasta que mi nuevo pijama de seda estuvo en contacto con su camiseta de algodón. Me abracé a su torso y él rodeó mis hombros.

   —Gracias —murmuré, esperando que comprendiera que no lo decía solo por el regalo. Él respondió acariciándome el cabello, que estaba limpio, y no sucio como unas horas antes.

   Aquella noche no pude dormir más que las otras. Sin embargo, en lugar de estar envuelto en una manta, estaba envuelto en Harry, lo que era una clara mejora.

   Cuando por fin me dormí, lo hice escuchando el latido de su corazón.