Capítulo XXXI | Acuerdos

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Capítulo 31. Acuerdos.

Capítulo 31.

Sólo Dame Nueve Meses

Había decidido dejar el teléfono a un lado. No iba a responderle a Josh. «¿Cómo estás?» ¿Eso era todo? ¿Era todo lo que diría? No me podía permitir seguir pensando en Josh, íbamos a hablar de esto cara a cara, eso seguro. Así que centré toda mi atención en mi madre y Emerson. Ellos aún seguían dentro del salón, solos, hablando.
— ¿Por qué tardarán tanto? —pregunto a la nada, pues Sophia sigue embobada, observando a Edward hablar por teléfono.

Finalmente, Edward cuelga su llamada con Aaron y se acerca a nosotras nuevamente
—Me pregunto si Camila ha asesinado a Emerson —dice Edward en medio de una risa nerviosa. Sophia deja salir una carcajada bastante exagerada, Edward la ve con asombro.
Yo niego con la cabeza, no me sorprendería que Camila lo haya atado a una silla, con una cinta en la boca. Así que, sin pensarlo más, dejo la silla y camino hasta el salón en el que estuvimos previamente. Sophia y Edward me siguen.

Al llegar al salón los tres permanecemos ahí, sorprendidos, congelados y confundidos. Y me temo que yo soy la que está más confundida. Mi madre y Emerson hablando, como si nada hubiese pasado, hablan de manera civilizada. Esto no era lo que me esperaba en absoluto. Sin embargo, sonreí para mis adentros.

—Oh, hola —dice Emerson —, lamentamos hacerlos esperar.

—Hemos llegado a un acuerdo —siguió Camila —. Hemos decidido mantener las cosas con calma, solucionar algunas cosas por ahora. Nos veremos el Domingo en la casa de Emerson.

Parpadeé sorprendida, pero un sentimiento de alivio se alojó rápidamente en mi pecho. Aunque fuese difícil de admitir, estaba feliz de escuchar aquello. Esto significaría menos drama y estrés en mi vida, justo lo que necesitaba.
Con el rabillo del ojo observé a Edward, y a juzgar por su semblante relajado, él también parecía feliz con las noticias de Camila.

***

Los días habían pasado y me relación con Edward había florecido con rapidez. Nos llevábamos de maravilla, era como si fuese mi espejo, nos parecíamos en demasiadas cosas, en la forma de pensar e incluso de actuar. Teníamos más en común de lo que parecía. El domingo había llegado y pasamos el día en la casa de Emerson como Camila había prometido.  Hicimos una parrillada y todo había salido muy bien, ninguna discusión y la sensación de incomodidad empezaba a desvanecerse.
Por mucho que siguiese intentando negarlo, la sensación de hablar en familia, de compartir todos juntos se sentía increíblemente bien. Irreal para mí. Sentía paz rodeada de ellos, especialmente cuando estaba cerca de Edward. Jamás había compartido algo así, antes Sophia y Josh eran mi única familia, pues mi madre siempre estaba lejos. Sin embargo, esto era diferente: se sentía como un hogar debería de sentirse y, esa sensación me hizo anhelar darle lo mismo a mi bebé. Toqué mi vientre por instinto. Quería que tuviese una familia estable, feliz y llena de amor... y aquello me hizo pensar en Josh. Josh. Lo imaginé sosteniendo a nuestro bebé en sus brazos, cargándolo y besando su frente. Cantándole canciones y dándole todo el amor que un padre puede ofrecer...

— ¿Qué pasa, Analía?
La ya familiar voz de Emerson me sacó de mis pensamientos. Recordé que todavía debía de acostumbrarme a él llamándome por mi nombre completo. Analía.

Primeramente negué con la cabeza, intentando fingir que todo estaba bien, pero por alguna razón sentí la necesidad de hablar, de decir algo al respecto.
— ¿Se nota tanto? —intenté reír, pero fallé.

—Nunca se me dificultó notar la tristeza en tu madre, afortunadamente tú tienes sus ojos —se ríe —, tampoco me es difícil notar que estás pensando en alguien más. ¿El padre de tu bebé?

Solo Dame 9 Meses ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora