El capricho de lo aparente

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Del interés a la rabia, digo interés porque somos seres tan materiales, tan egoístas, tan verticales que jugamos y traicionamos nuestra mente con adrenalina mal gastada. Digo rabia, porque es justo el castigo del alma, ese castigo que combina justicia con dolor, dolor necesario.

Imprimo en cada uno de mis pasos los kilómetros recorridos, las huellas negras y las blancas, las que recuerdan y las que matan. Pero sumo a ese camino una búsqueda, la búsqueda de un tema tan apostado y concurrido en la boca de los miles de egoístas que nos rodean. Busco la respuesta a la mediocridad de las palabras, de los pensamientos absurdos, de la superficialidad y la retina que nos traiciona con las imágenes que solo queremos ver.

Esa sed de saciar las venas de oro, de belleza física, de odios innecesarios, de besos malgastados pudre la naturaleza del ser humano, esa dulzura de ver florecer el alma se envenena poco a poco. La hermosa coincidencia del amor desaparece cuando el muro de 'lo feo' aparece, cuando decidimos alargar las oportunidades y las convertimos en problemas.

Es que no entendemos que la desgracia está en voltear la cara cuando la verdad nos llama, que las suposiciones únicamente son caprichos que queremos tener, que parecemos imbéciles a la hora de invitar a nuestras vidas a personas que valen, porque hacemos lo contrario.

Somos derrotados por la vida cuando ese al que usted le niega un saludo porque tiene polvo en las manos no lo conoce, porque seguramente ha vivido más, ha luchado más, y con seguridad es más que usted que piensa como lo hace. Odie los niveles, porque la vida no es más que la convivencia horizontal de nuestros pares, odie las modas porque no hacen más que violar la creatividad y diversidad, odie todo lo que envenene su alma pero nunca odie la pureza de aquel que puede en algún momento volverse su camino.

PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora