Anhelo

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Que se dilaten las pupilas de los hombres que le temen a la luz y que la mirada sea más profunda cuando busquen respuestas mientras el mundo les hace preguntas, que quienes desconocen por completo sus raíces regresen a casa para dejar de olvidar y recurrir al beso de la naturaleza que los ha de conectar con la esencia de sus primeras huellas, que reconozcan en el inicio del camino el éxito del futuro.

Que la elocuencia de las palabras sea más fuerte en los líderes que en los mentirosos y que la propaganda se convierta en una tragedia mientras la democracia rescate la infinita cadena que nos hace poderosos, que el llanto de quienes sufren sea el motor que cambie a los que burlan el hermoso significado de humanidad.

Que el mundo sea de papel para quienes acaban con él poco a poco y de piedra para quienes lo acarician, pero que al final sea él miso el que nos de la pauta para recorrerlo, que sea el aire el que alerte a los hombres mientras los envuelve en capas de contaminación para que la conciencia les recuerde cuán importante es respirar.

Que con sutileza las bibliotecas se conviertan en habitaciones de juegos y que las historias con letras majestuosos sean esos juguetes que a los infantes les den imaginación y vida, que conforme vayan pasando los días, meses y años, miles de personas sean el ideal de quienes aún no llegan y no la prostitución de la raza.

Que con vigor, las manos que dan forma a las necesidades sean las mismas que den forma a las caricias y los regalos, que actúen como herramientas de trabajo, y que ese trabajo sea la lucha contra el dolor para que sea ese dolor el que alerte a quienes están cuerdos a estar más locos mientras aman a la vida dejando que la cordura solo sea necesaria mientras de salvarnos se trate.

Que solo amando con locura se pueda encontrar en alguien un ancla que juegue con la tormenta y que nos mantenga en posición mientras las olas cargadas de emociones fascinantes nos vayan estremeciendo a su antojo. Que el miedo de amar no sea más que una excusa para quienes aún rebaten la felicidad y que los títulos sean más que eso, que arriesguen un poco de sí para una felicidad conjunta.

Que se despeje el cielo para la poesía que somos y que se escriban nuevos capítulos en la vida de tantos mientras el sol irradie y la luna refleje, pero que esa poesía sea el escudo ante la ignorancia y la destrucción para que los hombres signifiquen un ejército que le gane batallas y guerras a la desolación y la maldad.

Que en la eternidad quede marcada la fuerza de esos amores arriesgados y de las palabras que se gritaron con ganas y sin arrepentimientos, que queden como tinta indeleble los sentimientos que alguna vez convirtieron al hombre en un verdadero hombre y que desaparezcan las máscaras que empantanan al alma.

PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora