Vacíos

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Sé democrático en las decisiones colectivas pero nunca lo hagas con las personales, es de verdaderos hombres auto-dirigir la vida de alguna manera, alguna buena manera. Esa maldita influencia que nos pide a gritos que la escuchemos es la que nos vuelve dependientes de los otros, dependientes en todo sentido.

Nos aferramos a delitos emocionales, pueden más nuestras ganas que nuestra razón, preferimos los problemas que la seguridad, aprendemos a no disfrutar los momentos sino a volverlos eternos, adelantamos las cosas que pueden o no pasar a su tiempo y enloquecemos cuando la compañía para otros, es para nosotros: soledad.

Somos tan públicos en cualquier lugar, que nos impresiona un momento de introspección, algo así como volver a saber en realidad quiénes somos y entonces, nos asustamos cuando vemos que ya no somos las mismas personas que conocíamos, que estamos debajo de un montón de basura imaginaria, una vida que no pedimos pero que vamos pagando de a poco, tal vez, de ahí venga nuestra fragilidad.

Ya no somos los protagonistas, somos un público vacío viendo una obra que no nos corresponde. Y puede que todo se venga abajo pero, por eso siempre he pensado que el mundo narrativo salva, porque escribir puede ser más que concebir lo real, lo que se está pudriendo. Siempre, de alguna manera las letras vendrán a esos pocos apasionados sin importar las manifestaciones externas de la subjetividad de la verdad.

PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora