Luego de la muerte del Vikingo Ragnar Lothbrok, sus hijos buscarán aliados para la venganza contra los sajones cristianos, causantes de la muerte de éste.
Viajarán hasta el Reino de Viken, en busca del reconocido guerrero Viggo y su ejército. Lo qu...
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Nos encontrábamos cerca del puerto de Repton camino al Reino de Wessex, para atacar al rey Ecbert y su gente. Después de lo que pareció una eternidad, Bjorn nos informó que descansaríamos lo que resta del día.
¿Ivar?
No he hablado con él desde que discutimos la noche de sus celos por Ubbe.
Lo crucé algunas veces, pero entre nosotros no había más que un par de insistentes miradas de su parte por una clara razón. Ubbe se había acercado más a mi estos últimos días, pero a diferencia de lo que Ivar cree, sólo me ha ofrecido su amistad y su compañía. Jamás se me volvió a insinuar después de que le dejé en claro que me pasaban cosas con Ivar por más que no nos hablábamos en estos momentos. No se sorprendió al saber de nosotros, al parecer Ivar ya había fanfarroneado con haberme besado.
Volviendo a hoy, Olson se acercó a mí junto con unas manzanas en sus manos. Una mordida, y otra en su otra mano, extendiéndola con una sonrisa.
— Bjorn y Ivar acaban de volver. Han ido a conocer el terreno. — asentí con mi cabeza mientras comenzaba a masticar la fruta — Parece que tienen algunas ideas nuevas de como atacar. Algo de que los marearemos hasta cansarlos y cuando estén débiles, atacar.
— Ingenioso.
— El menor de ellos fue el de la idea. — y una pequeña sonrisa logra colarse en su boca.
— ¿Y por qué la sonrisa, Olson?
Olson gira a penas para ver mi, seguramente, sonrojado rostro. — Sé que algo pasó ahí, niña, no soy idiota. Y ví también como de repente ya ni siquiera se miran. Bueno, en realidad, tú no lo miras. El Deshuesado nunca deja de hacerlo.
Sonreí levemente ante su comentario. — No te sientas mal, Olson. De verdad eres como un segundo padre para mí. Has estado cuidándome toda mi vida, mucho más desde que mi padre partió al Valhalla. Y Odín sabe que ocupas un lugar muy grande en mi corazón, pero no me siento muy a gusto hablando estos temas contigo.
Olson carcajeó con fuerza mientras apoyaba su mano derecha encima de mi hombro. — Mi tarea es cuidarte, Lena. Y parte de eso, también es avisarte cuando debes alivianar un poco las cosas y dejar de ser tan pasional. Piensa, niña. No hables antes de pensar.
Luego de sus palabras se levantó perdiéndose entre la multitud de guerreros que descansaban al fin.
Al caer la noche, pude ver a Ivar solo, alejado de todo el campamento, con la única compañía de una pequeña fogata, su carro y caballo. En mi cabeza no dejaban de dar vueltas las palabras de Olson. Quizás estaba siendo demasiado testaruda con él, pero realmente se había comportado como un idiota.
Sin embargo, en mi mente también había estado una idea a cerca de la batalla y no quería desaprovechar la oportunidad para comentarla, ya que me parecía que podía funcionar.
