La Hija De Freyja • Ivar The Boneless •

•• Capítulo 15 ••

Pesados rayos de luz molestaban mi sueño. Abrí despacio mis ojos, refunfuñando como una niña pequeña encaprichada con seguir durmiendo. A penas me removí en mi lugar, un fuerte dolor en mi vientre bajo me detuvo. Refregué mis ojos y en mi campo visual apareció a mi izquierda Ivar desnudo, aún durmiendo plácidamente.

¡Por Odín! ¿Éste hombre dejará de gustarme algún día?

Cuando intento moverme, nuevamente el dolor aparece no sólo en mi cuerpo, sino también en mi cabeza, llevé una de mis manos masajeando suavemente mi frente y ¡Menuda resaca!
Al bajar mi mano, pude notar como algunos moretones verde violáceos rodeaban mi muñeca derecha, miré desconcertada mi otra mano y estaba igual de marcada.
Me senté algo adolorida en mi lugar y dado a que estaba desnuda pude notar como en TODO mi cuerpo había moretones y ¿mordidas? ¿Qué mierda...?

Y ahí recordé la apasionada y salvaje noche que habíamos pasado con el hombre que ahora que observaba más detenidamente, llevaba pequeñas marcas de mordidas similares a las mías.

#

La noche anterior...

Aún con uno de los cuernos lleno de bebida en una de mis manos y una botella llena en la otra, Ivar y yo nos adentramos al cuarto que usábamos para dormir. Dí un largo sorbo cuando, sin intención Ivar cerrando la puerta, chocó apenas contra mí con su muleta, logrando que parte de mi bebida se derramara en mi mentón y parte de mi ropa.

— Lo siento...— dijo algo apenado.

Sabía que se había sentido mal por eso, ya que demasiado era para él el hecho de no caminar. Pero con lo celosa que me había puesto hace rato, no quería nada de sentimientos en medio de ésta noche y que el alcohol haya llegado a mi cabeza era el mejor combo para hoy.

— No hay problema — le contesté mientras me alejaba de espaldas a él y me quitaba las dos prendas que cubrían la parte superior de mi cuerpo, dejándome semi desnuda ante él.

Giré y sus ojos me miraban con deseo y excitación mientras se acercaba poco a poco a mí.

Pero recién había empezado...

Con mi mano derecha, sequé el poco vino que había en mi mentón y llevé mis dedos hacia mi boca, saboreandolos, sin despegarle la mirada a Ivar. Él sonrió un poco, mientras terminó con la distancia que nos separaba poniendo una de sus manos en mi nuca atrayéndome a él, uniendo nuestras bocas en un apasionado beso que casi termina por tirarme.

Conociéndolo, sabía que esa era su intención pero no lo dejé. Aprovechando que aún conservaba el cuerno en mi mano, lo alejé un poco para volver a dar un trago de él. Lo hice y sin soltar el cuerno le dí de beber a él, tal niño pequeño. Pero mi travesura no terminaba allí, ya que intencionalmente derrame parte del líquido encima de cuerpo.

Reí como niña pequeña, o como adulta borracha, mejor dicho — Que pena... tendrás que sacártelo tú también.

Sonrió pícaro y dejé a un costado las bebidas para comenzar a ayudarlo a quitarse despacio la parte superior de su ropa. Sonreía como estúpida mientras acariciaba su cuerpo al desnudarlo, pero quedé congelada con lo que mis ojos vieron al terminar de sacarle la ropa que cubría su torso.