•• Capítulo 18 ••

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Casi todos los guerreros que vinieron conmigo, ésta mañana habían partido

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Casi todos los guerreros que vinieron conmigo, ésta mañana habían partido. Olson fue con ellos, acción que, obviamente no fue nada fácil, ya que consideraba que al no ir, alguien de mi total confianza tendría que dar mi mensaje al arribar en Viken .

¿Cuál era el mensaje? Que pronto volvería y que toda consecuencia caiga solo en mí y no en mis guerreros. Tenía en claro que al volver, la solución era una: O Bard o yo. Y créanme que me sobran ganas de hacerme cargo del idiota de Bard.

Volviendo a hoy, me encontraba sentada justo detrás de Ivar, terminando de arreglar su cabello. Sabiendo que se me daba tan bien para los peinados propios, quiso que empezara a acomodar su ya semilargo cabello, uniéndolas al final. Se ve tan hermoso. Decena de trenzas pequeñas atando prolijamente su cabello castaño.

Aunque para ser sincera, éste hombre se ve hermoso desde la primera vez que lo ví.

— Prometiste no pelear hoy. Te quiero al lado mío todo el tiempo, Lena. Tu brazo no es el de siempre aún.

— Lo sé. — besé suavemente su cuello, provocando que sus manos ubicadas sobre mis rodillas dieran un leve apretón sobre ellas. — No necesitas decirme las cosas tantas veces, mi amor.

Giró apenas su rostro y la sorpresa fue mía al pensar que me sonreiria, pero no. Su rostro mostraba enojo y podía percibir algo de temor en él.

— A mi lado todo el tiempo, Lena. — de acuerdo, estaba nervioso por la batalla y notablemente se estaba enojando. Así que sólo asentí regalándole un corto pero suave beso sobre sus carnosos labios para tranquilizarlo un poco.

**

El plan estaba saliendo mejor de lo que creíamos.

¿Qué hicimos?

Tal como pensamos con Ivar, usamos los barcos de mi tripulación para simular una partida, logrando que los sajones solitos e ilusos entren al supuestamente abandonado reino de York.

Después de que comenzaran a corear por su "victoria", comenzaba nuestra parte...

Nos habíamos escondido en los ductos que se encontraban bajo el suelo cristiano para atacarlos de forma sorpresiva, y así paso.

A la orden de Ivar, los guerreros colocaron las escaleras y comenzaron a subir para nuestro ataque. Ivar no se separaba ni un segundo de mi, ya que consideraba que podía cambiar de opinión respecto a no luchar, y claro que él no lo permitiría. Aún estaba herida y no me movía con la facilidad de siempre.

Luego de que la guerra finalmente se desatara, subimos no sólo al exterior, sino al techo de una de las casas sajonas junto a Ivar y otros dos vikingos a admirar desde una mejor perspectiva la batalla campal que se había desatado.

Y aquí estábamos... Observando la sangrienta lucha que se había formado. Pero mis ojos solo se concentraban en alguien.
El mismo guerrero con la insignia de la cruz cristiana se encontraba nuevamente sobre su caballo dando una perfecta muestra de como luchar.
Era increíble como podía admirar así a un cristiano. No sólo era su belleza, su seguridad, las palabras tan convincentes que gritaba, sino que la certeza y "fe" con la que movía su espada, eran dignos de admirar. Pareciera como si ni todo el ejército pagano pudiera con él. Esa esperanza, esa valentía eran admirables.

La Hija De Freyja • Ivar The Boneless •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora