Luego de la muerte del Vikingo Ragnar Lothbrok, sus hijos buscarán aliados para la venganza contra los sajones cristianos, causantes de la muerte de éste.
Viajarán hasta el Reino de Viken, en busca del reconocido guerrero Viggo y su ejército. Lo qu...
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— Puedes quedarte en el barco y volver a Kattegat, Lena. Creo que me sentiré más tranquilo.
Bjorn... Siempre tan protector.
Ambos nos encontrábamos sobre uno de los barcos de Kattegat casi arribando al reino del rey Harald Cabellera hermosa donde Ivar estaba instalado.
El rey Harald se había aliado a Ivar y según me habían dicho, intentó atacar Kattegat. Al fracasar, se llevó a Astrid, la amante de Lagertha para convertirla en su reina.
Ésto se estaba poniendo feo. Yo sabía que no debía de confiar en ese rey, algo me daba mala espina.
Había decidido acompañar a Bjorn para tratar de convencer a Ivar de parar con todo ésto, pero realmente nadie sabía como podía terminar.
— ¿Confías en alguien más para convencer a Ivar?
— No. — giró su rostro para enfrentar al mío. — Pero no creo que le agrade la idea de que llegas aquí como nuestra aliada y no como su pareja.
Le sonreí — Hace tiempo que dejé de ser su pareja, Ironside.
Respondió a mi sonrisa, imitándome — Eso es algo que estoy seguro que Ivar jamás entenderá.
— Tal vez. Pero tampoco me parecía bien que vinieras solo. Sabes que soy la única garantía de que no vuelvas muerto, ¿verdad?
— ¿Y si trata de convencerte? — prácticamente estábamos arribando en el puerto del reino. — ¿Qué pasará si Ivar trata de convencerte de que pelees de su lado?
Reí fuertemente mientras nos preparabamos para bajar. — Nada ensucia mi palabra, Bjorn. Estoy de su lado...pase lo que pase hoy.
Luego de mirarme por unos segundos, asintió con su cabeza algo dudoso.
A medida que avanzabamos entre la multitud, las personas nos miraban con cierto desprecio.
Bueno... A Bjorn lo miraban asi.
No sabían quien era yo. Seguramente mi presencia de seguro les causaba curiosidad.
Ironside me tomó protectoramente de mis hombros a medida que caminábamos, cuidándome de quien sea que deseara acercarse.
— ¡Bjorn Ironside! ¡Lena Viggodóttir! Pero que sorpresa tenerlos por aquí. — el muy idiota del rey gira su rostro a mí, ensanchando aún más su sonrisa — Bonito peinado, niña.
Le regalé mi mejor cara de pocos amigos, mientras volvía a fijar su mirada en Bjorn — Tenemos algo que hablar contigo, rey Harald. Sabemos que mi hermano Ivar está aquí. Necesito hablar con él.
Harald asintió de costado, mientras nos indicaba el camino hacia el salón. Cruzamos miradas con Bjorn, quien nuevamente me tomó por los hombros, mientras los guerreros del rey nos miraban mal.
