•• Capítulo 30 ••

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Atravesaba lo que quedaba del reino del Rey Harald hasta llegar al muelle

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Atravesaba lo que quedaba del reino del Rey Harald hasta llegar al muelle. Allí me esperaba un drakkar, el cual se llenaría con los hombres que en éstos momentos me están rodeando protectoramente pedidos especialmente por Ivar para llevarme de vuelta a Kattegat.

Después de nuestra última ronda de sexo con Ivar, él seguia tan furioso con mi partida que "nos facilito" la despedida.

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Hace unos momentos...

Nos besamos de forma fuerte y suave a la vez, como tratando de retener ése momento por el resto de nuestros días. Nuestras respiraciones eran escasas a causa del pasional beso que nos proporcionabamos.

Se separó de mí bruscamente y me alcanzó mi ropa inferior para que me vistiese, al mismo momento que él se acomodaba la suya.

Me bajé de la mesa de madera y me vestí velozmente. Giré para verlo, pero Ivar no me devolvió el gesto. Se acercó hasta la funda de armas que había arrojado furioso hace unos momentos, y me lo hizo llegar a mis pies dándole un leve golpe con su muleta.

Me puse de cuclillas y la tomé para después de colocarmela levanté mi vista y verlo por última vez, pero Ivar seguía empecinado en no mirarme a la cara. Se encontraba de espaldas a mí y solo pude resignarme a pensar que ésa sería nuestra despedida.

Caminé dos pasos hacia la puerta y cuando estaba por dar el último, su voz me obligó a frenar.

— Lena...— me mantuve estática en mi lugar, mientras sentía que se acercaba a mí. Apoyó su nariz en la parte trasera de mi cabeza, aspirando suavemente mi aroma. Una de sus manos me toma del hombro, obligándome a girar hasta quedar frente a frente. — Cuídate.

— Tú también, Ivar.

Se relamió los labios, y finalmente, los unió a los míos dándome así el beso más dulce que pudieron haberme dado. Aunque sabía y sentía que él estaba enojado, me besó de manera dulce entendiendo que realmente puede ser la última vez que nos besamos.

Se separó a penas de mi y apoyó nuestras frentes mientras cerraba los ojos. — Te amo, Lena.

Mis ojos comenzaron a picar, mi corazón comenzó a estrujarse, mi piel sentía como iba a separarme de Ivar una vez más y eso volvía a doler.

— Y yo te amo a tí. Mucho más de lo que crees.

Mi voz hecha añicos logró que el hombre que me tenía frente a él, ese hombre mitad bestia y mitad niño inocente, me abrace de manera protectora y tierna, con una fuerza capaz de estrujar todos mis huesos.

Pero claro...eso no importaba.

Con mi cabeza a la altura de su pecho y mis manos también rodeándolo a él, aspiré su delicioso aroma una vez más, tratando de retenerlo dentro mío hasta la próxima vez que lo tenga así de cerca.

La Hija De Freyja • Ivar The Boneless •Où les histoires vivent. Découvrez maintenant