•• Capítulo 28 ••

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Me encontraba sentada en el borde de un ventanal, observando todo el reino de Harald

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Me encontraba sentada en el borde de un ventanal, observando todo el reino de Harald. Bjorn se había marchado hace poco y lo único que hice fue atinar a preguntarle a Ivar (luego de su intimidación en el muelle) donde quería "hablar" conmigo.

Si, claro, Ivar. Como si fuera que voy a creer que sólo quieres hablar.

Llamó a dos de sus guerreros, los cuales me guiaron hasta ésta habitación, la cual supongo es la que él utiliza en su estadía aquí, ya que hay una gigantesca cama, alguna pieles para el frio y solo éste ventanal.

Aún no ha llegado y los nervios me consumen totalmente.
Un fuerte nudo se formó en mi interior al saber que tengo que volver a enfrentarlo.
Si bien llegamos a cruzar un par de palabras antes de mi salida de Inglaterra, estoy segura que Ivar tiene más cosas que decir.

¡Ay, Ivar...! Lo único que espero es que no me provoques, porque no tendré filtro al decir que ya he encontrado consuelo en otro hombre, y encima, ese hombre es uno de tus hermanos.

Al pensar eso se me cruzó Hvitserk por mi cabeza.
¿Donde estará?
No lo he visto ni siquiera entre el tumulto de gente.

¿Y el Obispo Heahmund? Con todo lo que he pasado después de conocerlo, no he tenido tiempo para pensar en él.
Ni siquiera sé si estará vivo.
Quizás él le haya dicho a Ivar que había hablado conmigo y eso posiblemente haya sido el motivo de su muerte.

Mi pierna se movía inquieta a la espera de Ivar. Cerré mis ojos y tiré mi cabeza hacia atrás tratando de respirar profundo para poder relajarme un poco.

La espera me estaba matando.

Quería hablar con él e irme.
Quería resistirme a la tentación de tenerlo cerca y no besarlo.
Quería ser fuerte, firme. Si bien mis convicciones no cambiarían, ya que había dado mi palabra a Lagertha y Bjorn, no quería caer nuevamente en Ivar.
Tenerlo cerca era demasiado tentador. Y obviamente, era una tentación que jamás pude resistir a probar.

La puerta de la habitación se abrió y aunque yo seguía con los ojos cerrados, sabía que era él.
No sólo por el ruido de la muleta y su pierna arrastrándose, sino que su aroma, su delicioso aroma había inundado mis fosas nasales.

Continúe con los ojos cerrados hasta que sentí que se posó frente a mí.

— Muéstrame esos lindos ojos una vez más, mi hermosa Valkiria.— su ronca voz llegó a mí, para una vez más tener poder sobre mi ser.

— Mi nombre es Lena, Ivar. No soy nada tuyo. — Traté de sonar cortante al momento de abrir mis ojos, pero la sonrisa en su rostro me daba la impresión que no resultó.

Se sentó en la otra esquina del ventanal, justo frente a mí, sin dejar de mirarme fijamente.

— ¿Para que me quieres aquí, Ivar? Soy tu enemiga ahora.

La Hija De Freyja • Ivar The Boneless •Where stories live. Discover now