Capítulo 8

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Sentía mi mano temblar de nervios; llevaba un par de minutos frente a la puerta, trantando de tomar valor para tocarla.

¿Qué era lo que me impedía hacerlo? Si había hecho aquello tantas veces en el pasado por circunstancias similares.

"Pero antes era tu novia; y luego tú la terminaste y la trataste como porquería."

Gracias, subconsciente.

Pero era cierto...

Al fin, luego de animarme mentalmente a mí mismo, mis nudillos chocaron contra la madera blanca. El sonido fue bajo y suave, pero audible.

—Pase —escuché la voz de Ámbar, quebrada y suave.

Hice caso, y con lentitud abrí la puerta. Temía por la imagen que obtendría de su habitación; quizás ella había perdido el control y había destruido todo en su cuarto, hasta las cosas de vidrio, y los trozos rotos probablemente le habrían provocado mil cortes haciendo que su sangre manchara las cosas, dando así la apariencia de una masacre de terror.

Pero cuando entré, todo estaba en orden. La imagen que obtuve, a diferencia de la que inaginaba, fue la de una chica frágil y pequeña acostada en su cama, con su vestido blanco y su cabellera rubia esparcida entre sus almohadas y parte de su rostro.

Ámbar, al notar mi presencia, alzó su mirada y sus ojos me encontraron. Tenía las mejillas mojadas por sus lágrimas y el maquillaje se le había corrido; su nariz estaba levemente rojiza al igual que sus párpados y ojos; su respiración no terminaba de controlarse.

De repente, deseé que la imagen que yo había imaginado fuese real, porque esta sólo estaba comprimiendo más mi corazón. Me dolía más.

Cerré la puerta tras de mí, y sentí que los años habían regresado; me sentí como en los viejo tiempos, cuando esta escena era típica... cuando éramos novios.

Apenas la entrada estuvo cerrada, ella formó un puchero que debilitó todas mis barreras, y luego extendió sus brazos hacia mí para que yo la abrazara, la protegiera. Como muchas veces lo hice.

Casi corrí hasta su cama, y una vez a su lado ambos nos abrazamos tan fuerte que pensé que ella o yo perderíamos el aliento.

Tenerla entre mis brazos de aquella forma de nuevo fue tan extraño, pero a la vez conocido. En ese instante, con ella aferrada a mí yo me sentía... en mi hogar.

Comencé a acariciar su cabello con mucho cuidado, se sentía tan suave y mis dedos se perdían entre su cascada rubia. La sentí temblar entre mis brazos a causa del llanto que nuevamente había comenzado.

Toda esa situación me resultaba irreal y a la vez tan... especial.
Me albergaba una emoción que lograba inflar mi pecho de felicidad, porque en esos momentos estaba compartiendo con ella algo tan íntimo, otra vez.

"Ni Simón estaría nunca así con ella; no podría jamás".

Y sonreí ante mis propios pensamientos.

—Shhh, tranquila, todo está bien —le susurré—. Yo estoy aquí.

La sentí aferrarse más a mí.

—M-me duele —me dijo.

—¿Dónde? —le pregunté separándome levemente de ella.

La vi señalar la zona izquierda de su pecho, donde estaba su corazón.
Pensé que lo decía en un sentido metafórico, refiriéndose a lo mal que la había pasado abajo con su madrina, hasta que la vi torcer una mueca de verdadero dolor.

Me preocupé de verdad. ¿Qué se hace cuando una persona sufre un ataque al corazón?


Siento que este cap quedó horrible; con el siguiente los compenso jaja.

Gracias por toda su paciencia y apoyo a las que siguen aquí, las amo muchooo.

Nuestro reino no ha caído || MambarWhere stories live. Discover now