Capítulo 12

3.2K 251 38
                                    

—Mi amor.

—Mio cuore.

—Aún me pregunto por qué sigo estando de mal tercio entre ustedes.

—¡Gastón! —rió la rubia—. Sabés que te queremos.

—Gracias por apoyarnos, amigo.

—Entonces, dejame ver si te entiendo. En resumén ¿desde hace tres días estás pensando inusualmente en Ámbar y vos no sabés por qué?

—Exacto —suspiré pesadamente—. Siento que me estoy volviendo loco.

Gastón y yo estábamos en el Roller, charlando. Él como siempre escuchaba mis problemas y yo no podía sentirme más agradecido por tenerlo como mi mejor amigo.

—Vaya, qué lío.

—Lo sé. ¿Vos que pensás?

Tomó un sorbo de su batido y me miró durante tres segundos con mucha profundidad. Parecía estar pensando muy bien qué decir.

—Sabés que siempre he preferido tomar las cosas con ligereza; pero sé que esto va más allá —habló—. Este tema afecta tu relación con Luna, y también causa fuertes estragos en tu relación con... tu ex.

—Lo sé. Es una locura, ni siquiera debería estar pensando en nada de esto. Pero todo se puso raro, antes soñaba con ella y yo sólo lo consideraba algo sin importancia, pero de pronto ya no era cosa de un sueño repentino y común, sino de recuerdos constantes. Ahora no sé cómo parar, ¡y no lo entiendo!

—¿No has pensado que tal vez la extrañas?

Su pregunta me tomó por sorpresa. Sólo por instinto sacudí mi cabeza en señal de negación un par de veces, pero luego me detuve. ¿Sería tan cínico para mentirle a mi mejor amigo?

Porque sí; hace tiempo me lo había planteado, pero extrañar a mi ex no me parecía una idea muy agradable. Sin embargo, ahora que lo pensaba mejor, sabía que no podía negarlo.

—Tal vez... —murmuré.

—¿Decís eso porque te da miedo decir que sí?

—No, lo digo porque siento que si lo digo en voz alta va a ser más real todavía.

—¿Por qué siento que ya oí eso antes?

—Porque ya lo dije antes —admití rendido.

—Amigo, escucha. Hay muchas probabilidades dentro de esta situación; tal vez extrañas a Ámbar porque fueron muchos años de relación, muchos de amistad, y formaron muchos recuerdos juntos.

—¿Sugerís que aún siento cosas por ella?

—No sé —dijo—. Decime vos, ¿aún sentís cosas por ella?

—Es que no lo sé —me sentía frustrado—. Ámbar era una persona muy... inestable, para mí.

—No siempre fue así —me recordó Gastón.

Y claro que yo sabía que él tenía razón; era un recordatorio constante que a veces me provocaba deseos de regresar en el tiempo, y que para borrarlo yo me obligaba a amar el presente. Pero es que el pasado tenía tantas cosas buenas, que me hacían dudar de si realmente me sentía contento con mi nueva vida.

Esta en la que Luna era mi novia, y Ámbar no.

—Amo a Luna —dije en voz alta. Pero más que convencer a mi mejor amigo, creo que estaba tratando de convencerme a mí.

—Lo sé —aceptó Gastón—. Esa chica te cambió con todo.

Reí.

—Es verdad.

—Pero aquí la pregunta es... ¿a vos te gustó el cambio?

Medité mi respuesta durante unos segundos.

—Sí. Soy una mejor persona ahora.

Se formó un silencio entre ambos; escuchaba la música que ambientaba el Roller esa tarde y oía los murmullos de otras personas.

—Tal vez sólo querés ser su amigo de nuevo. Ya sabes, probablemente necesités uno de esos consejos femeninos y no hay otra chica más apta que ella para desempeñar ese papel.

—¿Vos decís?

Él sólo se encogió de hombros.

—Creo que tenés que acercarte a ella; si te hizo bien ayer y hoy, probablemente siga haciéndolo los días que siguen. Además, querés respuestas, ¿cierto? —yo sólo asentí—. Pues qué mejor manera de conseguirlas si no es esta.

Nuestro reino no ha caído || MambarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora