Capítulo 13

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—Matteo —le susurraba.

Él abrió los ojos encontrándose con la chica de aspecto deplorable. Estaba opaca, sin brillo, hasta los huesos.

Parecía un esqueleto en vida. Se asustó de verla así.

—Ámbar —Matteo sentía ganas de llorar y un nudo en la garganta dificultándole la respiración.

Estaba desesperado.

Ayúdame...

Desperté de golpe con la respiración acelerada. Estaba en mi casa, el sol ya se había puesto y al parecer me había quedado dormido mientras hacía mi tarea.

La boca la tenía seca, y quise pararme para tomar un poco de agua. Noté que el cuerpo entero me estaba temblando, especialmente las manos y las piernas, así que preferí quedarme en mi lugar hasta tranquilizarme.

¿Qué había sido aquello? Claramente era una pesadilla, pero no entendía lo que significaba. Había sido tan extraño... en especial por la manera tan grotesca que Ámbar se veía. Me había sentido realmente asustado.

Con la misma desesperación que sentí en mi sueño busqué mi celular. Hacía mucho que no hacía algo como aquello, y no estaba seguro de si funcionaría, pero decidí arriesgarme.

Revisé entre mis contactos, y encontré su número.

"Queen A❤"

Se leía.

Una ola de recuerdos y nostalgia me envolvió. Me parecía increíble que siguiera angendada de aquella forma en mi teléfono. Recuerdo que cuando terminamos, estaba tan enojado que terminé eliminando todos nuestros mensajes y recuerdos, pero se me olvidó borrar su número. Además mi mente estaba en otro mundo, así que ni siquiera le di importancia.

Hasta ese día.

Con manos levemente temblorosas, seleccioné la opción de "llamar" y el celular comenzó a conectarse con su teléfono.

Un pitido, dos pitidos, tres, cuatro, cinco. Y buzón.

Probablemente ella ni siquiera usaba ya ese número y hasta se había conseguido otro teléfono.

Pero sentía la imperiosa necesidad de escucharla, y decirme que estaba bien.

Una idea loca se cruzó por mi mente y sin importarme si las piernas aún me temblaban o ya no, me paré de golpe y fui hasta mi armario para buscar ropa y cambiarme.

Iría a la mansión a verla, tenía que verla.

Estaba tomando mi cartera cuando mi celular comenzó a sonar. Corriendo me acerqué hasta donde estaba; era ella.

—¿Bueno? —contesté al instante.

—¿Matteo? —su voz suave inundó mis oídos, y un alivio indescriptible se abrió paso en mi pecho—. Soy Ámbar, bueno, supongo que ya lo sabés porque me marcaste. Pero, ¿qué pasó? No esperaba recibir tu llamada, a menos que haya sido accidental.

—No —negué al instante—. De hecho me preguntaba si seguías usando el mismo número.

—Ah, sí.

—Bien.

—¿Qué querías? —respondió tranquilamente, sin la sequedad con la que solía hablar.

—Sólo... —no podía contarle lo de mi sueño, pero no iba a mentirle—. Estaba preocupado por vos y quería saber cómo estabas.

Había silencio del otro lado, ni siquiera su respiración se oyó durante unos segundos.

—Estoy bien —respondió al fin—. En serio te digo, no tenés que preocuparte por lo del otro día, no es nada malo.

—¿Segura?

—Sí; sólo estoy un poco estresada. Mi madrina ha estado más insoportable últimamente.

—Vaya, ¿en serio?

—Sí.

—¿Y ahora con qué locura salió?

—No creo que sea un buen tema de conversación para ahorita —dijo un poco incómoda.

Sin planearlo —como casi todo en mo cabeza la mayoría del tiempo—, algo muy interesante me había dejado ese tono de incomodidad en su voz. Algo estaba formándose en mi mente.

—Tenés razón —dije—. ¿Qué te parece mañana?

—¿Cómo?

—Pues eso, decís que no es algo de hablar ahora. Así que mañana me podés contar libremente, frente a frente —sonreí ante mi propia impulsividad—. ¿Te parece si paso mañana por vos y vamos por ahí? Tengo la tarde libre y espero que vos también. ¿Qué decís?

—¿Te estás escuchando?

—Lo hago —aseguré sin dejar de sonreír.

—Me acabas de invitar a salir —parecía no creerlo; tampoco yo caía en cuenta.

—Eso hice —reí levemente—. ¿Entonces?

Durante un buen rato, de nuevo albergó el silencio. Al otro lado de la línea no se oía nada; me preocupé por el hecho de que ella hubiera colgado la llamada dejándome como tonto esperando. Pero cuando iba a checarlo, su voz respondiendo hizo a mi corazón bombear sangre con fuerza.

—Hecho —dijo segura—. Pasa por mí a las 5:00.

Casi no dejo notas pero... AHHHHHHH, sin querer salió esto y no sé si les haya gustado, pero a mí me encantó. Ser Matteo Balsano es difícil, amigos, pero me encantó intentarlo.

¿Qué les parece a ustedes? No olviden que los amooo. ❣

-AyMAgreste.

Nuestro reino no ha caído || MambarWhere stories live. Discover now