Capítulo 20

3K 225 37
                                    

Desde ese día yo me dispuse a hacerla sonreír; no estaba dispuesto a permitir que nadie más le hiciera daño a Ámbar. Sabía por cuenta propia lo mucho que ella había sufrido antes, y no merecía seguir haciéndolo.

Al asunto de las fotos no le dimos importancia; yo le pedí a ella que ignorara aquella publicación, y al parecer todo estaba yendo mejor.

Con el paso de los días, las cosas entre ambos iban mejorando, y poco a poco la amistad que años atrás habíamos tenido estaba recuperándose. El cariño que yo sentía por ella había vuelto a instalarse en mi pecho con mucha intensidad.

La quería.

Un día, habíamos llegado al Roller todos los chicos para comenzar a practicar una coreografía nueva; todos estábamos presentes y puntuales tal como a Juliana le gustaba. Y aún así nuestra entrenadora lucía molesta.

—Hay algo —murmuró—. Algo que no me gusta; son todos buenos patinadores, pero no saben ser profesionales.

Juliana me miró a mí directamente, y yo por instinto volteé mi vista hasta Luna. ¿Seguíamos siendo novios? Podía decirse que sí; no nos hablábamos si no era para pelearnos, pero tampoco habíamos terminado. Yo pensaba que era cuestión de tiempo para que los problemas meguaran, pero el tiempo tampoco estaba dando resultados positivos.

Nuestra relación se estaba deshaciendo lenta y crudamente.

—Damos nuestro mejor esfuerzo —respondió Simón el héroe.

—Pues con eso no alcanza; yo necesito patinadores excelentes, no inmaduros. Ustedes no saben dejar los problemas fuera de la pista; vos, Matteo, hace días que no conectás ni con Simón ni con Luna, sea lo que sea que haya pasado entre ustedes chicos, a mí no me interesa. Yo quiero que nos concentremos en los pasos para la competencia. ¿Se puede?

—Sí —respondimos al unísono.

—Ahora vamos a hacer unos ajustes respecto a la pareja principal en la coreografía.

—Pero--

—¿Tenés alguna queja, Matteo? —me interrumpió—. Porque yo puedo pasarme toda la tarde quejándome del pésimo patinador que estás siendo últimamente.

Dio justo en el clavo; Juliana dio justo en el clavo.

—A veces pienso —comencé con lentitud—, que el el pésimo patinador que soy es por culpa tuya. Tamara era una mejor entrenadora y sabía lo que cada uno de nosotros valía.

Todos se quedaron en un silencio sepulcral, pero el rostro de la mujer ni se inmutó.

—Pues para mala suerte de ustedes, Tamara no está aquí; les dejó frases motivadoras y mucho blablabla de que los sueños se logran. Yo vine aquí para ayudarlos a cumplir esos sueños, pero si te molesta tanto podés irte, ahí está en la entrada, o bien, la salida; no te necesitaba antes en el equipo y tampoco te necesito ahora, sobretodo cuando estás cayendo tan bajo.

"Respira —me decía interiormente—. Sos mejor persona ahora, sabés lo que vales, conocés a Juliana; y ese chico egocéntrico tiene que irse."

—Lo siento —mascullé.

—Bien, comencemos.

Todos comenzamos a patinar, haciendo pareja por pareja los pasos de la coreografía; al final Juliana decidiría cuál sería la principal.

Como era de esperarse, Luna y yo conectamos muy poco; y aunque sé que ambos pusimos de nuestra parte para que funcionáramos simplemente no podíamos... ya no más.

—Siguen Simón y Ámbar.

Ambos pasaron al frente, y aunque me costara admitirlo, los pasos les salieron geniales; él había mejorado con el tiempo, y ella... ella seguía siendo una reina.

En un momento de la coreografía, cuando hicieron un paso complicado, me vi con ella años atrás; al principio ambos éramos un desastre y cuando intentamos el mismo paso por primera vez, fallamos horrible. Yo terminé con un brazo fracturado por amortiguar su caída para que así ella no saliera lastimada.

Ahora otro estaba haciendo con ella algo que había aprendido conmigo. Y eso me hacía hervir la sangre.

Regresé a la realidad cuando me di cuenta que el chico que patinaba Ámbar tenía un pésimo gusto de la moda a diferencia mía.

—Creo que ya vi suficiente por hoy —sentenció Juliana—. Mañana haremos un último repaso, y escogeré la pareja principal. Hasta entonces.

Juliana hizo un gesto con las cejas y luego se marchó. Todos nos quedamos en silencio, nos vimos un par de segundos y de uno por uno también salimos de la pista para tomar nuestras cosas.

—Ámbar —la llamé.

—¿Sí?

—¿Puedo ir a la mansión? Aún es temprano y no quiero llegar a mi casa aún.

—Seguro —me sonrió—. Vamos a quitarnos los patines.

—No —la interrumpí sonriente—. Vámonos patinando.

Y sin esperar respuesta la tomé de la mano y la arrastré conmigo; me pareció oírle una carcajada, pero yo sólo me concentré en lo bien que se sentía volver a tomarla de la mano.

personas hermosaaas. no puedo creer que estoy diciendo esto porque para mí también suena tan irreal.

GANAMOOOOS. los Sliders Awards fueron todo un éxito y esta historia obtuvo el PRIMER LUGAR en la categoría Mambar/Ruggentina. ya me han hecho entrega de los premios y sólo quiero decirles: GRACIAS.

esto no habría sido posible sin ustedes y les agradezco que hayan estado ahí votando para ayudarme a obtener esto; es la primera vez que gano algo lol, así que aprovecho para agradecerle una vez más a valeequi por organizar los premios y por permitirme esta grandiosa oportunidad.

LOS AMO; gracias por tanto y perdón por tan poco. ❤

Nuestro reino no ha caído || MambarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora