No tengo ninguna reputación que mantener

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Corría, corría más rápido de lo que sus piernas le permitían y supo que se caería aparatosamente si no se detenía pero no podía detenerse; no era a ella a la que le había tocado la peor parte sino a Dora por lo que debía encontrar a James y a Sirius urgentemente; o al menos a uno de ellos si no quería encontrar a su compañera despedazada y robarle el futuro y la vida a uno de sus pocos amigos.

Cass se preguntó de quien habría sido la culpa de aquel descuido, lo que sí sabía era que aquello no debería haber ocurrido, de otra forma Sirius se lo hubiera contado, o Remus en su defecto pero ninguno lo había hecho por lo que suponía que era por algo que ellas habían alterado.

Subió y bajó escaleras a toda velocidad saltando los escalones de tres en tres y empujando alumnos fuera de su camino hasta la sala de trofeos donde se encontraban los dos muchachos entre escobas y trapos, quejándose del castigo impuesto.

Irrumpió en el lugar abriendo la puerta de par en par y haciendo que se golpeara contra la pared por el impulso.

-Es Remus- dijo. No supo jamás si lo había gritado o lo había susurrado pero supuso que con la expresión en su rostro lo decía todo.

Ambos muchachos la observaron en silencio por un segundo antes de soltar todos los elementos de limpieza generando estrepitosas caídas y corrieron hacia ella adelantándose rápidamente a su carrera desesperada nuevamente pasillo abajo.

-¿dónde está?- dijo Sirius echando un breve vistazo hacia atrás para verla.

-fuera, Dora está con él- respondió agitada tratando de alcanzarlos aunque era en vano, ya estaba agotada.

-¿con él? eso es peligroso Cass- James habló asustado; lo poco de piel que podía ver desde la posición en la que se encontraba se veía blanca como la leche.

-había niños fuera, les gritamos que tenían que entrar y yo ayudé a los más alejados; incluso puse unos hechizos a la salida del túnel pero no estoy segura de cuánto resistirán- volvió a hablar mientras bajaban la última escalera a la carrera; Sirius incluso saltó los últimos cuatro escalones y siguió corriendo adelantándose a los dos.

-tú quédate aquí Cass- advirtió James.

-de ninguna forma, tengo que cubrirlos no pueden dejar que los vean- volvió a decir saliendo a la par del azabache. Levantó la varita e hizo una floritura alcanzando a Sirius en la nuca segundos antes de que se convirtiera en Canuto. Hizo lo mismo con James y se concentró en que ninguno de los hilos violeta se rompiera a pesar de la distancia- Speciest est causa, non magis quam ilusio oculus eorum (Su especie es la causa, no es más que una ilusión para engañar los ojos)- el fino hijo violeta se hizo más fuerte y los siguió hacia la entrada del sauce boxeador.

Dora hiperventilaba; mantenía las patas delanteras de Remus en sus hombros donde la punta de sus uñas había comenzado a clavarse poco a poco, abriendo agujeros en la capa y el uniforme del colegio y desgarrando la piel. Sin embargo el hombre lobo no hacía nada; sorprendentemente no la estaba acechando ni parecía querer comerla, simplemente se mantenía allí, ansioso y gruñendo por lo bajo de tanto en tanto, conteniendose.

-Shh- se animó a decir acariciando su hocico lentamente haciendo que la mirase a los ojos- pronto llegarán los chicos, solo resiste un poco más amor- susurró sin saber exactamente si intentaba tranquilizarse a sí misma o a él.

El ladrido de Sirius la hizo soltar un suspiro, aflojándose y al parecer también se aflojó Remus ya que el instinto le sobrevino y le propinó un manotazo haciéndola volar unos metros.

El hombre lobo se agazapó y saltó hacia su presa pero en medio del salto se chocó contra otro cuerpo. Lobo y perro cayeron hacia el suelo en un lío de mordiscos y patadas mientras James corría hacia ellos para separarlos, o más bien para proteger a Sirius de Remus o a Remus de Sirius ya que nadie sabía quién estaba mejor de los dos.

DarknessWhere stories live. Discover now