Te decepcionare tarde o temprano

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Cass se había despertado muy temprano aquel domingo de Noviembre y había decidido dar una vuelta por los fríos jardines; cerca del lago y escondido tras unos matorrales, divisó una melena oscura inclinada hacia adelante, leyendo un libro. La morocha se acercó hasta hacerle sombra para llamar su atención.

-¿puedo sentarme?- preguntó y antes de que él tuviera tiempo de responder ya lo había hecho.

-no he respondido aún- se quejó el mago.

-el que calla otorga. No te preocupes, aquí no nos verá nadie y mucho menos en un día como hoy- anunció Cass acercándose al muchacho para robarle un poco de calor. Tomó el libro y ojeó las páginas; lo reconoció como uno de sus libros de literatura mágica favorita y sonrió-. He escuchado los nuevos rumores sobre mi persona...- comenzó a decir; los ojos claros del muchacho se abrieron de par en par.

-no debería haberlo hecho, estaba en un aprieto y fue lo único que se me ocurrió.

-oh, no te preocupes, no me molesta, pero me lo tendrás que pagar.

-no hay una vez que no te deba algo ¿verdad?- volvió a hablar cerrando el libro, viendo que no podría leer más.

-bueno, no pienso desaprovechar ninguna oportunidad si es lo que estás preguntando- respondió con rapidez- mayormente cuando demandarás tanto de mi; ahora tendrán que vernos de tanto en tanto escabulléndonos en algún salón o besandonos en el patio; ya sabes, para mantener los rumores rodando. Si esperabas que fuera todo gratuito, Regulus, no me conoces muy bien- dijo con una sonrisa plantandole un beso en la mejilla- como sea, nos vemos esta tarde antes de la cena, ¿de acuerdo? asegurate de estar en el patio de la planta baja porque no te esperaré- indicó poniéndose de pie y caminando hacia el interior del castillo con paso rápido.

Los rumores de Cass y Regulus se intensificaron esa noche; ella había entrado al gran comedor ligeramente despeinada y él, un minuto más tarde, con la corbata extrañamente floja. La morocha tuvo que morderse los labios para no sonreír; por los planes que había puesto en marcha, al joven Black le saldría más caro de lo que creía aquel rumor y no solo porque ya tenía en mente el favor elegido sino porque pasar tanto tiempo con ella le pasaría factura. Su objetivo era, entonces, que Regulus comenzara a cuestionarse sus creencias.

-¿estas con Regulus?- preguntó Sirius ofendido tan pronto como ella se sentó a la mesa.

-¿tienes algún problema con eso?- repreguntó Cass frunciendo las cejas.

-Cass no es por nada pero tú eres una nacida de muggles y él sí cree en la diferencia- intervino James.

-¿y? no voy a casarme con él James y tan pronto como me diga una estupidez, sayonara.

-¿a quién piensas matar?- intervino Dora sentándose frente a ella al lado de Remus.

-a nadie, solo intento que dejen de preocuparse porque estoy saliendo con Regulus... bueno no saliendo exactamente.

-¿¡¿QUÉ?!?- gritó Dora abriendo los ojos de par en par; Cass le devolvió la mirada con fastidio, ¿es que nadie podía entender sus nobles intenciones?- Cass creo que esta vez no estás pensando bien las cosas; siento mucho si esto te ofende Sirius pero Regulus es un Slytherin y no puedes confiar en un Slytherin- para aquel entonces la morocha elevó una ceja; por si no lo recordaba nadie, ella había sido una Slytherin y sabía cómo pensaban y cómo se comportaban los Slytherins, ¡no tenía ningún problema con eso!

-¿pueden dejar mi vida a mi criterio por favor?- pidió irónica, ella no necesitaba el permiso de nadie y por eso no lo había solicitado.

El seis de Diciembre Regulus entró al salón con su habitual superioridad y elegancia pero llevaba las cejas juntas y los labios apretados. Sus andares no eran los de siempre y Cass se enderezó sentada sobre el escritorio dejando a un lado los pergaminos de pociones, analizándolo.

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora