Etapas

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Ya no hablaba como la primera vez, pero estaba cada vez menos inquieto. Habían pasado dos días desde la noche en que había salido a pasear pero terminó al lado de Jungkook, y por alguna razón lo seguía haciendo. Escapaba luego de que sintiera calma en los vínculos de sus padres y no se oyeran más que corazones ir a un ritmo constante, después iba a casa de Hyuna y ella simplemente le abría la puerta con una sonrisa, sin preguntar absolutamente nada. Agradecía que fuera así, porque tampoco tendría respuestas para darle ya que ni él entendía muy bien por qué lo hacía, y que además no comentara nada a sus padres, que solamente le llevara té y si se dormía, lo despertara.

En cambio, lo que sí seguía haciendo era tomar la mano de Jungkook. Ya no estaba tan fría, sin embargo, el color no había llegado del todo a la punta de sus dedos.

Guardó silencio, apretando la mano más grande. No comprendía todavía esa sensación de quietud en su interior, pero comenzaba a aceptar que le agradaba. Era difícil, y casi vergonzoso, admitir que estaba a gusto al lado de alguien con quien tenía poco apego emocional, y que además fuera alfa, contradiciendo todos sus años de comportamiento tosco hacia ellos en general.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Hyuna, que se asomaba con una taza de té en sus manos. Al parecer, además de buena curandera, sabía preparar bebidas calientes al gusto exacto de los demás; y ya había aprendido que a Jimin le gustaba el té de manzanilla con poca azucar porque sino era muy dulce.

Soltó a Jungkook para recibir la taza humeante. Sopló, y por un momento el vapor le calentó las mejillas. Vio por el borde del cerámico a Hyuna agarrar una silla y acercarse. La miró confundido, porque era el momento en que ella se iba para dejarlo solo nuevamente.

-Gracias, Jimin.

Soltó de la nada, y Jimin casi se quema la lengua con el agua caliente. Bajó la taza y la sostuvo apoyada entre sus piernas. Un gesto de confusión que no intentó ocultar se reveló en su rostro.

-¿Por qué?

Hyuna sonrió de medio lado y posó una mano cerca de la pierna de Jungkook, comenzando a juguetear con un hilo revelde del acolchado.

-Por lo que estás haciendo. -contestó luego de un instante, sin apartar la mirada de su mano- ¿Te digo un secretito? Cuando descubrí que Tae no podía ayudar, no supe qué hacer. Estaba tan alterada, y asustada por Jungkook. Lo quiero como un hijo, y saber que no podía hacer nada por él... -se calló, viendo ahora el hilo ser cortado por sus propios dedos- Pero caíste del cielo -sonrió ampliamente. Jimin quiso hacerse pequeño y esconderse detrás de la taza-. No pongas esa cara. Estoy tratando de explicar cuán agradecida estoy. Aunque no se nota demasiado, Jungkook está progresando. Tengo esperanzas.

Jimin casi pudo ver el destello en los ojos de la mujer al frente, y rogó que sus ojos no se vieran así en ese momento, porque él también tenía esperanzas. Y ahora alivio al escuchar que Jungkook de a poco iba mejorando.

Miró al azabache a su lado, y realmente se sintió bien consigo mismo al saber que estaba haciendo una buena obra. Jimin no comprendía todavía cuál era la situación de Jungkook, o cómo iba a poder mejorar y salir de esto, sin embargo estaba comenzando a aceptar que tal vez él podía aportar más de lo que ya ayudaba.

-¿Qué... qué tengo que hacer para que se cure?

-Lo que sea que estés haciendo funciona, así que sigue con eso.

Sus mejillas comenzaron a teñirse de rojo lentamente. Sorbió un poco de té para ocultar su rostro. Él no era de avergonzarse por sus acciones, ni mucho menos arrepentirse; siempre con la cabeza en alto y con su lema de vida que decía algo sobre la igualdad, pero había algo en la situación que lo hacía vulnerable a los sonrojos o al bochorno, aunque la situación fuese de lo más inocente, como tomar la mano de Jungkook lo era.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Onde histórias criam vida. Descubra agora