Limpio y bonito

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El rico aroma había quedado impregnado en las sábanas, y Jungkook no podía evitar el querer enterrar la nariz en la almohada. Era algo que simplemente no controlaba. El agradable sentimiento de familiaridad y el calorcito que se extendía por su pecho cada vez que olisqueaba la tela lo hacía sentir pleno. Sin embargo, algo mejor que ello era cuando su propio aroma se mezclaba con ese perfume. El alfa ronroneaba complacido; y eran en esos momentos en que bajaba la guardia cuando una pizca de consciencia podía salir a flote.

A menudo, mientras su lobo estaba complacido de respirar entre las sábanas, destellos de cosas se le venían a la mente. Como que este cuarto no era el suyo, o qué hacía pasando tanto tiempo en la cama, por qué sus piernas no respondían, ¿Y ese era Jimin acariciándole el cabello?

Pero luego ya nada importaba, porque el alfa volvía a tomar el control. Y cuando eso pasaba, le daban unas inmensas ganas de gruñir, acurrucarse o correr. Aunque ya había intentado lo último, y el lobo pronto se dio cuenta de que su cuerpo no reaccionaba. No iba a ponerse histérico, el alfa estaba satisfecho con sólo acurrucarse, además, el omega lo trataba muy bien.

Y así fueron pasando los días. Lentamente, entre bramidos, ronroneos y olfateos. La parte humana tomaba poder cuando el chico rubio lograba tranquilizar al alfa, y Jungkook casi creía reconocer ese rostro, por más que a veces se le escapara algún que otro detalle, y que las imágenes en su mente se distorsionaran con rapidez. En un momento, sospechaba quién estaba a su lado, y al otro era un completo extraño con un vínculo bastante llamativo.

Jungkook logró doblar la cabeza y posar su nariz en la almohada, respirando calmadamente. Miró hacia la puerta, esperando al omega, no obstante, el tiempo pasaba y parecía que no iba a aparecer. Soltó un gruñido, un poco triste y enojado. Cerró los ojos, tratando de disfrutar el perfume.

Sólo que la calma fue interrumpida. Su nariz captó un perfume diferente esta vez, y no le gustó para nada. Arrugando la nariz, apoyó fuertemente la cabeza contra la almohada. Ese nuevo aroma no lo dejaba respirar con tranquilidad, era feo e hizo a su lobo ponerse alerta.

-Hey, Kook. -dijo una voz. Y había algo conocido en ella.

Con ojos entreabiertos, Jungkook estudió a la persona castaña parada a un lado. Lo vio caminar hacia él y gruñó cuando se acercó demasiado.

-Soy yo, Taehyung. -volvió a hablar.

Sin embargo, su alfa estaba más concentrado en alejarse de ese aroma. ¿Alfa, beta u omega? Jungkook no lo sabía, puesto que el mismo era muy confuso.

-Está bien que no quieras abrir los ojos, pero es muy irrespetuoso de tu parte darme vuelta la cara.

Jungkook escuchó un ruido de algo ser arrastrado por el suelo, y cuando se fijó, vio al muchacho sentado. Frunció el ceño, claramente fastidiado, porque sólo el omega podía sentarse allí. Sólo él. Lo manifestó a través de quejidos, que fueron respondidos con melodías de parte del chico. A Jungkook no le gustaron, tampoco, ya que eran graves y cortitas, no como las del omega, que eran suaves y continuas, y producían una alteración dentro suyo.

Sin saber lo que hacía, utilizando todas sus fuerzas, estiró su brazo hacia el castaño. Lo tomó del hombro e intentó empujarlo.

La persona formó una mueca en su rostro y su lobo disfrutó ir ganando la batalla. Hasta que el contrario soltó otra odiosa melodía.

-¿Qué haces? ¿Me estás acariciando?

Jungkook no pudo entender lo dicho, no obstante, pudo distinguir el tono con que fue pronunciado. No hubo molestia ni desafío, sólo había ¿alegría?

No lo entendía. El alfa estaba molesto, por ende, ese -alfa-beta-omega- debería estarlo también. Pero no. En cambio, sostenía la mano de Jungkook, la cual intentaba empujarlo, porque el pelinegro trataba de defender el lugar de su omega.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now