Lobo negro

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Jungkook dejó de temblar, y Hyuna pudo respirar mejor, más aliviada. Tocó la piel expuesta, sólo para asegurarse de que la temperatura subía. Se sintió tan agradecida de que Jimin estuviera allí, y tuvo tantos sentimientos al mismo tiempo que explotaron en su interior, que por poco suelta algunas lágrimas. Ella era fuerte, había sido entrenada para ello, pero el sólo hecho de ver a quien consideraba como su hijo en ese estado tocaba una fibra sensible de su alma.

Observó el rostro pacífico de Jimin. Casi parecía un ángel.

Seguro lo es.》 Su lobo murmuró, y Hyuna le dio la razón. El muchacho parecía un ángel allí, sentado al lado de la cama, sosteniendo la mano de Jungkook apretadamente, y con los labios un poco entreabiertos; sería una obra de arte digna de pintar, si el panorama no se viera tan triste a su alrededor. Pero eso era lo que le daba el toque; luz en medio de la oscuridad, esperanza en medio del desastre. Hyuna quiso reír porque de repente se había convertido en una poeta.

Suspiró, sabiendo que tendría que hablar con Taehyung y explicarle por qué rechazó su entrada, entendiendo que había lastimado al cachorro, y por igual tendría que hablar con Jeon, y comentarle que su hijo mejoraba, y quizás, con permiso de Jimin, decirle el por qué; no sabía cómo Jeon se tomaría que Hyuna le haya mentido antes, sin embargo eso era lo que menos le preocupaba ahora.

Su preocupación ahora era controlar a los dos chicos allí, para que ninguno sufriera o se causaran daño entre ellos.

~🐾🐾🐾~

Cuando se unió al lobo pudo sentir realmente su ansiedad. Su omega estaba asustado e inquieto, y tranquilizarlo aparentaba estar lejos de su alcance. Excepto cuando tocó sus vínculos; tan llenos de amor y otros algo muertos, sin embargo, a pesar de que los más grandes ocupaban más espacio, su lobo fue capaz de encontrar un hilo pequeño que comenzaba a crecer. Al instante en que fue tomado, Jimin sintió que algo cambiaba.

Ahora ya no estaba en el interior de su mente, estaba dentro de otra. No hizo falta mirar a los costados para saber dónde se hallaba, puesto que el pequeño vínculo comenzaba a resonar en sus oídos. Algo como un diminuto calor lo recorrió de pies a cabeza, e hizo que se diera cuenta de que no era humano, a juzgar por sus patas peludas.

El frío se instaló de inmediato, sin embargo, al ver a pocos metros a dos bolitas acurrucadas, y al darse cuenta de quiénes eran. De a poco se acercó, y el panorama cambió. Jungkook era el que se acurrucaba, no obstante su lobo estaba inmóvil. Sintió pena por Jungkook, porque el alfa lo estaba ignorando.

Jungkook levantó la mirada. Jimin quiso aullar al encontrar esos ojos marrones tan desesperados. Su lobo lo ponía más sensible a las emociones.

-¿Puedes... ayudarme? -la voz le sonó rota y un poco temblorosa, haciendo juego con su cuerpo.

Jimin alternó la mirada entre el alfa y el chico, hasta que decidió qué hacer. Primero, olisqueó al alfa, como reconocimiento, y se sintió satisfecho cuando le respondió con un gruñido. El alfa estaba vivo y consciente. Sólo que lamentó que el humano se asustara al punto de dar un brinco en su lugar, no obstante el omega lo vio acercarse al lobo con lo que podía llamarse esperanza, que fue destruida en segundos ante la ignorancia del alfa a sus llamados. Ellos habían perdido la conexión innata; para el lobo, Jungkook era un completo desconocido.

Cuando comenzó a llorar, Jimin no tuvo otra idea que sacar su lengua lobuna y lamerle las mejillas ahora saladas. No podía dar abrazos, de esos que a la parte humana complacían, así que sólo acercó su cuerpo para confortarlo. El contrario estaba tan frío como un hielo. El omega decidió que podía calentarlo, por lo cual tomó lugar a un lado de ellos.

-Gracias.

Había murmurado Jungkook antes de caer dormido en su espalda. El lobo blanco lamió otra vez su mejilla y luego recostó su cabeza entre las patas.

Mientras ofrecía calor a los dos, se concentraba en tener sostenido el vínculo, apenas perceptible, con vida. No era fácil, puesto que el alfa no quería cooperar, y Jimin sentía su furia fluir de él, bloqueando todo a su alrededor, pero el omega nunca se vencía. Se aferró a la reciente sensación que siempre le producía el formar un lazo nuevo, como si su corazón se acelerara una milésima de segundo para después volver a la normalidad, y como si luego de aquello estuviera en calma. Complicado de explicar, pero lindo de sentir.

Jungkook se removió a su lado, apoyando la nariz en su pelaje y tomó un poco con sus manos. Jimin supuso que, en un momento así, era normal que Jungkook quisiera asegurarse a él. El lobo blanco lo dejó, y no permitió que la parte humana de Jimin cuestionara algo. Podía soportar pequeños tirones, a pesar de que mechones de pelo eran tirados con un poco más de fuerza a causa de los temblores de Jungkook.

Finalmente, sus oídos captaron un ronroneo suave y negras patas peludas estirarse con parsimonia.

El lobo negro lo estaba mirando, y sus ojos refulgían en la oscuridad. Se quedaron así un momento, escaneándose con las pupilas. Jimin sabía que debía ser precavido, porque era un intruso en la mente de Jungkook, pero también sabía que el lobo no le haría algo malo. Lo supo porque en vez de ver en su mirada recelo, sólo vio tristeza.

El alfa estaba igual de triste que Jungkook y, sin embargo, no iba a dar su brazo a torcer.

El lobo negro se levantó, y con la mirada del otro puesta en él, caminó hasta sentarse al lado del omega.

El vínculo, para ese entonces, ya estaba estable.

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Es un capítulo un poco muy corto, pero tenía ganas de actualizar.

No soy muy buena escribiendo cosas de amor y eso, pero espero se pueda entender que sus sentimientos florecen lentamente.

《Gracias por leer》

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now