Revelación

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Jungkook no sabía cómo interpretar las acciones de Jimin. A veces creía que era todo parte de una broma. No era normal para él verlo sonreír, y ya lo había hecho unas siete veces; sí, Jungkook llevaba la cuenta porque aún no podía creerlo. Además, por momentos, el rubio parecía querer acercarse e invadir su espacio personal; hasta había acomodado el flequillo de Jungkook en un acto inconsciente, y la reacción de los dos fue quedarse congelados sin saber cómo reaccionar. Después de aquello, había tomado cierta distancia del pelinegro.

Sin embargo, todavía era raro su actuar. Jungkook estaba un poco agobiado con las atenciones, ya que no solía recibirlas, a menos que fueran de Taehyung. Y su padre había dejado de prestarle ese tipo de atención hacía un buen tiempo. Así que, cuando lo vio aparecer esa mañana con una bandeja en la mano, no supo responder ante tal consideración.

-N-no hacía falta. -dijo, siguiendo con la mirada las acciones de Jimin cuando dejó la bandeja a un lado y fue a abrir las cortinas.

Los rayos de luz arrasaron en la habitación, y Jungkook tuvo que entrecerrar los ojos. Segundos después, tenía a un radiante Jimin a su costado.

-No hay problema -afirmó-. Además, yo tampoco desayuné. Así que, esto de aquí -Jimin señaló una taza y dibujó una línea imaginaria- para aquí -y terminó apuntando un par de tostadas-, es para mí.

-Oh. -Jungkook emitió en voz baja-. Está bien. -y no dijo más, tal vez porque estaba un poco embobado con el cabello deslumbrante de Jimin y su actitud tan alegre; aunque prefirió quedarse con esos comentarios atorados en la garganta.

-¿Te ayudo? -preguntó Jimin al ver la dificultad con la que intentaba sentarse.

-Yo puedo.

Jungkook logró, luego de segundos, acomodarse en una postura decente. Sintiéndose demasiado inútil al renegar tanto para hacer una tarea tan simple como sentarse. La bandeja fue depositada en su falda sin necesidad de que él lo pidiera, y eso contribuyó a que se sintiera como un niño nuevamente.

Comenzaron a comer en un silencio bastante incómodo. Jungkook se abstuvo de hacer alguna tontería, como atragantarse con una miga o tumbar la leche al suelo; estaba tan tenso como una cuerda bien estirada y medía cada uno de sus movimientos. El pelinegro no sabía cómo actuar ante él; si le molestaría que desparramase migas en las sábanas, o si no toleraría el ruido al sorber, así que miraba de reojo cada posible reacción negativa. Tampoco sabía si debería hablar, y Jimin, al parecer, no iba a comenzar una conversación.

En algún punto, el masticar de las tostadas se sintió irritantemente fuerte. Fue cuando los dos se decidieron a romper el silencio.

-Entonces... -dijeron al unísono, sorprendiéndose de interrumpirse uno al otro con la misma palabra.

-¿Qué querías decir? -preguntó Jungkook, cediéndole la palabra.

-Quería saber si Hyuna te puso al tanto de lo que pasó. -habló, llevándose una tostada a la boca y dándole un gran mordisco.

-Me comentó algunas cosas. Me dijo, cuando le pregunté sobre el malestar en mi brazo, que tuve una pelea con Mark -dijo, terminándose la comida-; el alfa tuvo una pelea con Mark. -se corrigó cuando tragó.

-¿Lo recuerdas?

-No mucho. -dudó el azabache, inclinando su cabeza y frunciendo el ceño-. Tengo imágenes confusas, y todas se mezclan. Pero hay un bosque, personas... hay gritos... y estás tú. -pronunció, poniendo sus ojos en Jimin.

-Tal vez esté en todos los pequeños recuerdos. Como te ayudé a sanar, siempre estaba por allí alrededor. -admitió, con algo de vergüenza.

Jungkook nunca vio un color tan bonito como las mejillas rojas de Jimin expuestas a los rayos de sol de la mañana. Jimin lo miró, inquisidor, ante el aturdimiento repentino que duró un lapso de siete segundos, y eso hizo que parpadeara rápidamente para despejar su mente.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now