La Laguna

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No había pensado que buscar a Jimin sería realmente la parte más difícil. Había tardado más de lo previsto, porque a mitad de camino sus piernas comenzaron a doler, entonces debió ralentizar su paso. Además, cargaba con una canasta que producía calambres en sus brazos, y que contribuía a hacer el camino un poco más lento. Pensó positivamente, diciéndose que, al menos, el padre de Jimin ya estaría en el trabajo para cuando él llegara, pero, por cosas de la vida, Park Baek se encontraba allí, y lo perseguía con la mirada filosa adonde sea que él se moviera. ¿Por qué no podía sólo leer el diario en su regazo? Ya tenía suficiente nerviosismo por esta improvisada cita que él había armado, ¿y ahora tenía que soportar ser examinado como un experimento por el padre de Jimin? Santa Luna, ni siquiera Tae se encontraba allí para acompañarlo. Y también trató de no pensar en la decepción que sintió al enterarse de que su mejor amigo había ido a pasar el rato con Hoseok, ¿se había olvidado de él, después de todo? Sus amigos lo habían visitado ayer, sin embargo Tae parecía querer evitarlo.

Apartó el amargo sentimiento en su pecho mientras veía a Jimin regresar por el pasillo luego de buscar algo, que no le dijo qué era. El omega se veía hermoso, radiante, y Jungkook tuvo que retener el impulso de suspirar como bobo. El azabache supuso que lo que había ido a buscar había sido un supresor, por lo que su aroma ahora no se percibía con tanta intensidad. Se sintió internamente agradecido, porque sus cosquillas, producidas por las feromonas contrarias, menguaron considerablemente.

-¿Dónde van? -dijo Baek, cerrando el periódico y dejándolo a un costado. 

Jimin lo miró a él, esperando que respondiera. Jungkook se sintió como si estuviera siendo examinado con una lupa y deseó que surgiera un pozo justo debajo de Baek.

-Nosotros... eh, a dar una vuelta. -se retorció las manos, en espera de su aprobación. Pero sólo obtuvo una risita de parte de Jimin y el ceño fruncido del hombre, que examinó la canasta en el suelo con ojos entornados.

-Tengan cuidado. -Jungkook percibió en su mirada una clara advertencia, y asintió fervientemente con la cabeza.

-Vamos. Adios, papá. -Jimin tiró de su brazo hacia afuera y Jungkook tuvo que seguirle el paso, aguantándose el dolor; casi olvidándose de tomar la canasta.

Iba a callar y demostrar que él no se quejaba por todo. Eso hacían los alfas, ¿verdad? Así que siguió el ritmo, respirando calmadamente para no agitarse.

-¿Y bien? ¿Hacia dónde? -preguntó Jimin, volteando a verlo.

-Al bosque. -dijo simplemente, y no dio explicaciones por más que Jimin levantó una ceja, preguntando sin palabras.

Caminaron en silencio la mayor parte del trayecto. Jungkook no podía recordar la última vez que un silencio le dio tanta comodidad. No podía creer que aquello le estaba pasando a él. Jimin estaba a su lado, y parecía a gusto; el azabache se permitió emocionarse, pero se controló justo a tiempo para que sus latidos no se dispararan y llamaran la atención del omega. Debía verse seguro, ¿no? Por eso no tenía que demostrar lo afectado que se encontraba.

-Llegamos. -anunció, cuando la laguna se hizo visible a unos metros. Depositó la canasta en el suelo y estiró los músculos contraídos de sus brazos, aliviando el dolor.

-¿Quieres que te ayude? -Jimin preguntó, percatándose de la mueca en su rostro.

-No. No. Estoy bien. -Jungkook tomó la canasta una vez más y se acercó a la laguna.

-Es un bonito lugar. -comentó Jimin, mientras el azabache extendía una manta.

Jimin rió luego de mirarlo, y Jungkook lo miró, buscando el por qué.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now