Estúpido

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Cuando tenía diez años, Jimin, por primera vez, se dio cuenta de la injusticia que vivían los omegas.

Fue en el horario escolar, mientras estaban teniendo clases de música. A la maestra se le había ocurrido hacer una obra, en la cual todos los alumnos debían participar.

Así que allí estaba el pequeño Jimin, mirando con el ceño fruncido a la corona de flores que la beta le había entregado. No era fea, sus flores artificiales poseían colores pasteles realmente llamativos y lindos; el problema estaba en que Jimin no quería usarla. Él quería usar la capa azul, porque brillaba cuando le daba la luz, y simplemente porque creía que era más bonita que el artículo en su mano; una capa asignada para los niños alfa.

-¡Qué lindo te verás con eso, Jimin! -gritó uno de sus compañeros.

Jimin apretó los puños, olvidándose de la fragilidad de las flores, y produciendo el rompimiento de una rosa. Jimin miró con ojos filosos a la dueña de la voz. Ella llevaba una capa azul.

Él vagamente recordaba haber mencionado en voz alta lo mucho que detestaba la corona. No fue a nadie en particular, sólamente estaba dejando salir su disgusto mediante palabras, pero estaba seguro que aquella niña lo había escuchado. Y sí, apostaba algo a que estaba burlándose.

Jimin decidió ignorarla. A paso rápido, se dirigió hacia la mujer, que terminaba de repartir pompones para los beta.

-Maestra. -Jimin llamó su atención.

La mujer dio una sonrisa a su alumno que saltaba entusiasmado y se volvió hacia Jimin, quien tenía el ceño fruncido. Ella se agachó lo suficiente para que su rostro quedara a la altura del niño.

-¿Qué pasa, Jimin? -dijo, con un tono amable y una pequeña mueca de preocupación.

-No me gusta la corona. -respondió Jimin, estirando su mano para devolvérsela.

-Oh, ¿los colores no son de tu agrado? Veremos si podemos solucionarlo.

-No. No me gusta. Yo quiero una capa. -dijo, negando con la cabeza mientras señalaba su objetivo.

El rostro de la beta se deformó en confusión y sorpresa a partes iguales.

-Pero, Jimin, las capas son para alfas. La corona se te verá preciosa. Ven, dámela, y te lo demostraré.

La boca de Jimin cayó en disgusto hacia abajo, viendo cómo la maestra tomaba la corona de su mano y la ponía en su cabeza.

-¿Ves? Estás hermoso. Los omegas tienen que llevar cosas como estas. La capa se vería muy grotesca en ti, Jimin. -dijo ella, con una sonrisa satisfecha, observando cómo las flores se entrelazaban en la cabellera rubia del menor.

-Pero no me gusta. -se quejó, y aunque su voz era fuerte, pequeñas lágrimas comenzaban a aglomerarse en sus ojos.

-Te ves muy lindo. Además, ¿cómo un omega va a llevar la capa de un alfa? Eso no es para ti, Jimin. ¿Qué dirían tus padres si se enteraran?

La beta no quiso sonar muy brusca, pero ella realmente no podía entender cómo un omega tan lindo podía no querer llevar la corona de flores que resaltara su belleza.

Jimin no objetó nada, miró ceñudo a la mujer y se retiró, dejándola agachada.

A él verdaderamente le gustaba actuar. Sin embargo, dadas las circunstancias, le estaba costando enfocarse en su papel y mostrar otra expresión que no fuera una de enfado. La corona se balanceaba en su cabeza cada vez que pegaba un salto, y las flores del final le raspaban levemente las orejas. La peor parte fue cuando tuvieron que bailar todos juntos; y alfas y betas debían quedar al frente, como lo había dictado la maestra, mientras que los omegas tendrían que agitar los brazos detrás de todo.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now