¿Ya estás cansado?

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Sintió las venas pulsar en cada parte de su cuerpo, y la sangre hirviendo dentro de ellas. Tenía calor. Estaba insoportablemente asfixiado por el fuego en su interior. Se retorció en el suelo, tratando de parar el ardor en la parte baja del abdomen.

No entendía qué sucedía, y todo daba vueltas en su cabeza evitando cualquier pensamiento coherente. Sólo quería apaciguar el calor. Sólo eso. La quemazón disminuyó por un momento, tiempo suficiente para percibir algo en su pecho. Un llamado; una necesidad. Estaban llamándolo, lo sentía justo allí, en ese vínculo incandescente.

Jadeó para tomar aire, intentando sentarse. Sus músculos se contraían por sí solos, provocándole una leve incomodidad. Pero no fue aquella la peor de las torturas. Lo fue la necesidad de su cuerpo y de su mente.

Percibió sus tripas removerse tanto que quiso vomitar allí mismo. Sosteniendo la cabeza en una mano y respirando hondo, trató de enfocar la vista, sin embargo, fue tan inútil como que floreciera un árbol de metal.

Bien. Eso no estaba funcionando y no entendía qué ocurría. Tenía el apremio de correr hacia donde lo llamaban, pero no podía ni orientarse. ¿Dónde había estado hace un momento? ¿En el sillón? ¿En su cama? Ni siquiera podía distinguir las figuras que lo rodeaban.

Otra ola de calor lo atacó fieramente, haciéndolo caer de nuevo. Pero lo que le quitó el aire, fue un tirón en el vínculo.

Oh, Luna...

Él debía... debía ir allí. El omega... No, su omega lo necesitaba. Estaba clamando por él. Y Jungkook creyó que su lobo escaparía de su ser para ir en su búsqueda si la parte humana no se apuraba.

Pero era tan difícil controlar su cuerpo. Era tan duro sentir dolor en cada extremidad y un vacío en el pecho, y no poder hacer nada más que retorcerse en el suelo.

Hasta que, transcurridos los minutos más largos de su existencia, todo se calmó. La respiración se normalizó y el ardor fue desapareciendo lentamente, como una ola retirándose de la orilla y llevándose consigo todo el dolor hacia el océano. Jungkook quedó como una estrella de mar, tirada en el piso.

°•°•°•°

-¿Estás mejor? -Amelia acarició los cabellos de su hijo con delicadeza, recibiendo el vaso con agua que le había devuelto Jimin luego de tomar un supresor.

-Sí. -murmuró el rubio, con la voz temblorosa. Aún podía sentir en el fondo el calor, dispuesto a atacar nuevamente en cualquier momento.

Sus celos eran normales, sin mucho drama, pero este... este lo estaba tomando por sorpresa. Pequeños tirones recorrían sus músculos mientras que el fuego lo incendiaba por dentro. Por suerte, la pastilla estaba comenzando a surgir efecto, y al menos ya no se retorcía como antes. Sin embargo, el supresor no podía calmar las ganas que tenía de llorar. Estaba tan afligido. Quería un abrazo. Quería ser mimado y tratado con delicadeza. Pero cuando su madre lo envolvió en sus brazos, lo único que quiso fue escapar. No fue satisfactorio; sus abrazos no lo calmaron, lo pusieron más ansioso. Soportó el contacto sólo porque no podía tratarla mal, no podía rechazarla.

Aunque en esos momentos quería escapar del abrazo, la necesidad de cariño seguía latente. Y comprendió que había sólo una persona que podía darle lo que quería.

-Shh, no llores. Todo estará bien.

¿Llorando? ¿Estaba llorando? ¿En qué momento había sucedido?

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Where stories live. Discover now