Una cita muy cliché

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(Leo)

—Como os vengo diciendo desde hace ya tiempo —habló la profesora mientras nos repartía a cada alumno unos papeles—, la excursión de fin de curso de este año será un viaje a la montaña. El autobús saldrá mañana desde el instituto a las nueve de la mañana, así que sed puntuales y traed todas las cosas necesarias para los cinco días que pasaremos allí.

Cuando terminó de hablar, sonó el timbre que anunciaba el comienzo del segundo descanso.

La clase se vació rápidamente de gente mientras yo guardaba los papeles de la excursión en mi mochila.

—¿Todo listo? —dijo alguien a mi espalda.

Me giré, y me encontré a un Erick sonriente.

—Claro —contesté mirando hacia otro lado.

Desde que ayer habíamos empezado oficialmente a salir juntos como pareja, se me hacía muy difícil el mirarle directamente a la cara. No es porque no estuviese a gusto, sino porque el solo pensar que Erick era mi novio, me ponía muy nervioso.

Me daban mucha vergüenza ese tipo de cosas, así que el solo imaginarme que tendríamos que besarnos de nuevo, o incluso agarrarnos de la mano, hacía que mi cara se tiñese completamente de rojo.

Salí de clase junto al estúpido rubio (porque aunque fuese mi novio; palabra que aún me costaba usar; seguía siendo un estúpido), y caminamos los dos juntos hacia la cafetería.

—¿Qué te parece que salgamos hoy por la tarde? —preguntó Erick mientras me rozaba levemente la mano—. Mañana nos vamos al viaje ese, así que pensé en aprovechar la tarde de hoy para estar los dos solos —sonrió.

—Está bien. ¿Pero por qué quieres que salgamos los dos juntos? —pregunté un poco confundido.

Erick frunció el ceño y se ajustó la mochila al hombro.

—Ahora somos pareja ¿no? Pues ya que las parejas tienen citas y ese tipo de cosas, y como nosotros somos una, te estoy invitando a salir hoy en una cita conmigo —contestó apartando la vista por un momento.

Me paré en seco todo sonrojado.

¿Quiere salir en una cita conmigo?

A ver, es cierto que las parejas hacen ese tipo de cosas, pero es que a mí me resultaba aún demasiado vergonzoso.

Sabía perfectamente que Erick me gustaba pero... ¿y si después de salir conmigo en esa cita se decepciona y prefiere irse con otra persona?

Mi cabeza estaba, por primera vez, llena de estúpidas ideas de adolescente enamorado.

—¿Estás bien? —preguntó Erick poniendo su mano sobre mi frente y haciendo que mi cuerpo se estremeciese por ese contacto.

Colors of the Soul ©Where stories live. Discover now