Promesas escritas con tinta invisible

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(Erick)

—¿Me quieres repetir otra vez, el por qué me has hecho venir contigo? —preguntó Arthur mientras nos adentrábamos en el distrito comercial de la ciudad.

Entorné los ojos y me quité las gafas de sol que llevaba puestas, para acto seguido colgarlas del cuello de mi camiseta.

—Mickel se ha ido con Peter —contesté—. Y a la única persona que conozco, que tiene pareja además de él, eres tú.

Arthur me observó interrogante, pero antes de que pudiese replicar, hablé de nuevo.

—Necesito ayuda para comprarle algo romántico a Leo. Ya han pasado varios días desde lo de su madre... y ya que mañana es su cumpleaños, quiero darle el mejor regalo de todos —me paré en seco para ver el escaparate de una tienda—. Pero no tengo ni la más mínima idea de qué cosa romántica puedo regalarle, así que como tú llevas unos cuantos meses con tu novia, pensé que podrías ayudarme y darme tu opinión.

Aparté la vista del escaparate y volví a mirar hacia Arthur. Éste dio un largo suspiro, y se frotó los ojos con la mano.

—En fin, “Romeo” —dijo sarcástico—. Te ayudaré. Pero al menos dime si tienes pensado algo que comprarle en concreto.

Me quedé pensativo. En realidad llevaba bastante tiempo con una idea en mente, pero no sabía si a Leo le gustaría.

Quería regalarle algo que demostrase una vez más mis sentimientos. Algo que le hiciese entender que no me separaría de él nunca.

—Un anillo —contesté algo ruborizado y sin mirar hacia Arthur—. Quiero regalarle un anillo con nuestros nombres grabados en él.

Podría ser, o bien el regalo más cliché de todos los tiempos, o bien el más estúpido; pero quería dárselo. Quería regalárselo y que se lo pusiese en su dedo anular, para que así todo el mundo viese que no estaba disponible.

—Con que un anillo... —Arthur se llevó la mano al mentón pensativo—. Es un buen regalo, pero podrías probar a regalarle también otra cosa.

Arqueé una ceja confundido.

—¿Qué quieres decir?

Arthur sonrió, y sin decir nada, comenzó a caminar hasta sentarse en un pequeño banco que había en la acera. Dio dos palmaditas para que yo hiciese lo mismo, y aún confundido me senté también.

—Lo que quiero decir, es que algo que no tiene valor ninguno, pero que está hecho con tus propias manos y con tu corazón, es más romántico que un anillo de compromiso, por ejemplo.

Colors of the Soul ©Where stories live. Discover now