No es un adiós, sino un hasta luego

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(Leo)

—Bien, pues creo que ya podemos darte el alta —dijo el doctor Waters mientras revisaba unos papeles.

Habían pasado otras dos semanas desde el día que desperté y que ocurrió... todo aquello.

Durante todo este tiempo, Erick y los demás habían venido a visitarme todos los días; aunque no me hacían muchas preguntas de lo ocurrido, cosa que les agradecía, ya que yo tampoco quería recordar nada de eso.

—Entonces ya podemos irnos —habló ahora Gabriel, el cual se encontraba a mi lado.

Nos despedimos del doctor, y comenzamos a caminar por los pasillos del hospital hasta llegar a la plata baja.

—Bueno... —Gabriel se pasó la mano por detrás de la nuca—. ¿En serio que ya estás bien? ¿No te duele nada? Tengo que irme rápidamente a la editorial para atender unos asuntos bastante urgentes, pero si quieres que te lleve a cas-

—Estoy mejor que nunca —le sonreí.

Y no mentía. A pesar de todo lo que me había pasado, me encontraba tranquilo y sin ningún miedo.

—Sigo diciendo que es mejor que te vayas a casa —repitió por enésima vez—. Peter ya te dijo que no te preocupases, que él grabaría la competición para que luego la vieses en casa tranquilamente.

Negué con la cabeza.

—No me importa. Yo quiero ir a ver en persona cómo Erick compite en los nacionales —volví a sonreír—. Ha estado practicando mucho, al mismo tiempo que estudiaba para los exámenes finales y venía a verme al hospital, así que quiero estar allí apoyándole.

Gabriel me examinó de arriba a abajo y suspiró.

—Está bien —contestó—. ¿Quieres que te lleve a las piscinas del instituto? ¿Es allí donde se celebran este año, no?

—Sí, se celebran allí —le respondí—. Pero ya he quedado con alguien para que me lleve.

Y como si me hubiesen leído la mente, en cuanto salimos por las puertas del hospital, una limusina aparcó justo en la entrada.

—Y ahí llegó mi carroza —le dije a Gabriel a la vez que abría la puerta del automóvil—. Volveré con Erick, así que no te preocupes.

Acto seguido, me monté en la parte trasera bajo la incrédula mirada de Gabriel.

—¿Desde cuándo tantas confianzas? —preguntó alguien a mi lado, haciendo que me girase hacia la dueña de la voz.

Colors of the Soul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora