Lágrimas, miedo y oscuridad

46.7K 3.4K 967
                                    

(Leo)

Seguí corriendo por los pasillos del hotel cada vez más rápido.

La gente que se hospedaba en él, y varios de mis compañeros (que al parecer ya se habían levantado), se me quedaban mirando sin decir nada.

Pero no me importaba. En estos momentos solo quería seguir corriendo y huir de todo.

Sin darme cuenta llegué a la entrada del hotel. Salí atravesando las enormes puertas, y me paré en seco.

Las lágrimas aún salían de mis ojos y mi pecho dolía. ¿Por qué las cosas habían cambiado en tan solo un segundo?

Todo había pasado muy rápido. Al principio quise parecer irónico, ya que no me lo quería creer, pero al ver que Erick no negaba nada, no lo pude soportar.

¿Era verdad que había estado jugando conmigo? Después de lo que había pasado anoche y esta mañana... ¿iba a dejarme? Y de haber sido así, ¿por qué no se había marchado anoche directamente?

Pequeñas lágrimas seguían brotando de mis ojos, haciendo que un nudo se formase en mi garganta y mi pecho doliese cada vez más.

Comencé a andar sin un rumbo fijo, intentando autoconvencerme de que todo lo que acababa de pasar era mentira, cuando alguien me agarró del brazo.

Por un instante, mi cuerpo se estremeció al pensar que Erick había venido a buscarme, pero al ver de quien se trataba, quedé más confundido que antes.

—Al fin pude alcanzarte —dijo Elenna mientras intentaba regular su respiración.

—¿Qué es lo que quieres? —contesté en un tono mordaz, mientras me limpiaba la cara y hacía un esfuerzo por contener las lágrimas.

La rubia me miró como si tuviese intenciones de consolarme, pero en seguida puso una expresión indescifrable.

—Así que era cierto que estabas saliendo con él —comentó—. Ahora ya sé por qué no hacías caso de mis insinuaciones. Pero en fin, espero que te hayas dado cuenta de la verdadera naturaleza de Erick. Él siempre ha sido así: el típico tío que hará lo imposible por llevarse a quien sea a la cama —se cruzó de brazos—. Espero haberte ayudado a abrir los ojos antes de que sufrieses más.

Estaba desconcertado.

—¿Cómo que ayudarme a abrir los ojos? ¿Qué es lo que hiciste?

Elenna suspiró y comenzó a jugar con un mechón de su pelo.

—Escuché una conversación entre él y su amigo. Algo sobre un plan del que tú no te podías enterar, así que cuando lo descubrí esta mañana pensaba ir a contártelo —suspiró de nuevo—. Pero apareciste y no fue necesario que yo hiciese nada.

—¿Y por qué querías ayudarme? —pregunté aún confundido.

—Mira, soy una zorra, lo reconozco. He hecho muchas cosas malas, pero nunca se me pasaría por la cabeza humillar a una persona jugando con sus sentimientos. Quise ayudarte por el simple hecho de que tú eres diferente —confesó—. Eres honesto y una buena persona. Sé que en el pasado te hice cosas malas, de las que estoy arrepentida —volvió a cruzarse de brazos—, por eso decidí hacer por ti al menos una buena acción, aunque ser buena no sea lo mío. Te dije el día de la fiesta que me caías bien; y aunque seguramente estés pensando que al decirte todo ésto tengo alguna intención oculta, te equivocas.

Colors of the Soul ©Where stories live. Discover now