(Leo)
Todo pasó demasiado deprisa.
Después de ver que Erick no despertaba, subí rápidamente a mi habitación, y llamé a Gabriel con mi móvil.
Solo podía decirle lo que había pasado con la voz entrecortada, mientras que las lágrimas se desprendían de mis ojos, y un miedo atroz me carcomía por dentro.
Al poco tiempo, Gabriel llegó a casa. Le escuchaba decir cosas, pero no las entendía. Mi mente solamente estaba centrada en Erick.
Respiraba, pero no se movía.
Las lágrimas no dejaban de surcar mi rostro, y ver a Erick así, hacía que se me desgarrara el alma.
La ambulancia llegó enseguida, y después de que subiesen a Erick en ella, monté en el coche de Gabriel, y nos dirigimos rápidamente al hospital. Cuando llegamos a él, Katherine y sus padres ya se encontraban allí, y al ver cómo trasladaban al rubio en una camilla, comencé a sollozar aún más fuerte.
Kat se acercó a mí y me rodeó con sus brazos, pero ninguno de nosotros sabía lo que pasaba. Solamente sabíamos, que se habían llevado a Erick para hacerle diversas pruebas.
El miedo y la impotencia, al saber que no podía hacer absolutamente nada, me impedían calmarme y pensar tranquilamente las cosas.
Hacía tan solo un par de horas, Erick y yo estábamos besándonos. Estábamos bien y sin preocupación alguna; pero de repente, todo se había venido abajo.
Me senté en una de las incómodas sillas de la sala de espera, al igual que Gabriel y los demás, pero era incapaz de atender a sus conversaciones, ya que solo podía cruzar los dedos, y desear que Erick estuviese bien.
Apreté los ojos con fuerza, intentando así dejar de llorar, y me recosté sobre la silla, tapándome la cara con las manos.
No sé cuánto tiempo estuve así, pero cuando sentí cómo alguien tocaba mi hombro, destapé mi cara, y con los ojos completamente enrojecidos, observé a la pelirroja intentar consolarme con la mirada. Se acercó, y me abrazó al igual que Kat lo había hecho anteriormente.
Tampoco sabía quién era la persona que la había llamado. A ella y a los demás, porque Peter, Mickel y los otros también estaban aquí.
Sarah me apretó aún más fuerte, y volví a sollozar.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Arthur con cautela.
Jackson y Sophie se sentaron a mi lado, mientras que Sarah seguía abrazándome, y los demás continuaban de pie.
—No lo sé —susurré—. Cuando lo encontré... dijo que no podía mover la pierna y luego se desmayó.
Sarah me soltó, y acarició mi mejilla con su mano.
—Ya verás como no pasa nada. Mañana volverás a tenerle molestando por casa —intentó animarme, pero su esfuerzo fue en vano.
Me encogí sobre la silla, y me abracé a mí mismo.
No tenía ganas de hablar con nadie. Solamente quería saber lo que le había pasado a Erick, y descubrir qué tal estaba en estos momentos.
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Colors of the Soul ©
RomanceDespués de la muerte de su padre y el abandono de su madre, Leo decidió no volver a confiar en nadie. Tras ser acogido por su abuelo, se convirtió en un famoso escritor a la edad de 17 años, aunque escribiendo bajo el seudónimo de Ric Pole. ...