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La noche transcurría tranquila, ambos nos encontramos hablando animadamente mientras esperábamos que nuestra cena estuviera lista, a decir verdad me la estaba pasando bien y me alegraba escucharlo hablar sobre nuestras pequeñas aventuras de pequeños.

—Oh, aún recuerdo el día que te hiciste una corona con papas fritas, tenías un nombre, ¿Cómo era? — murmuró lo último para sí mismo mientras rascaba su barbilla intentando recordar —, ¡PRINGLES!.

—Oh bueno, por lo menos yo no le tenía miedo a Barney — Ryan frunció el ceño —, lo recuerdo, a mi me había regalado un globo y tú querías también uno, así que fuiste con el dinosaurio morado y al verlo de cercas te fui miedo y empezaste a gritar como loco.

Continue contando el recuerdo mientras algunas imágenes llegaban por si solas a mi mente, tenía una facilidad en contar esto que no me lo podía creer, nunca lo había contado porque no lo recordaba, solo me deje guiar por el momento.

—¡No! ¡Es feo! ¡Me va a comer! — Gritaba el pequeño castaño.

—Solo es un traje, no te comerá... Por ahora — Luz sonríe con diversión.

Una pequeña escena llegó a mi, mientras continuaba relatando aquel día algunos recuerdos aparecían, Ryan lloraba en medio de la plaza por miedo al dinosaurio mientras su madre lo grababa y yo lo intentaba calmar.

—¡Qué no! ¡Qué no! ¡Ya no quiero nada!.

—Te acompañaré Ryan, vamos — la rubia lo tomo de la mano mientras el negaba.

—¡Solo era un hombre disfrazado! Hasta yo lo sabía — sonreí con diversión y él me miraba con asombro —, ¿Pasa algo?.

—Lo recuerdas, por lo visto a la perfección por la facilidad de como lo cuentas — sonríe.

Me empezaba a gustar su sonrisa.

—Vaya, realmente no me di cuenta, quizás solo me deje guiar por lo que proyectaba mi mente.

La mesera llegó con nuestros pedidos para dejar todo en la mesa y retirarse sin antes agradecerle.

—¿Y que proyectaba?.

—Imágenes, sucesos, un pequeño con miedo a Barney, tu madre grabando el momento y una rubia con su globo — reí y él asintió con una sonrisa.

La noche siguió entre acnedotas, lo que Ryan viví al irse de New York, le conté más sobre Kate, un poco de mi, entre otras cosas muy importantes.

(...)

—Dime, querida Sarah ¿Cómo te la pasaste?.

—¿Quieres la mentira o la verdad?.

—La mentira, no quiero ser herido en nuestra primer cita.

—Pues nah, no me la pasé bien... ¿C-como dijiste?.

Guarde silencio mientras me mordía el labio por el nerviosismo, demonios no sabía cómo reaccionar y era tan estresante pero a la vez agradable ¡Maldición Ryan! ¿Qué me estás haciendo?.

—Vaya, entonces hubiera preferido la verdad — sonríe y noto unos pequeños oyuelos en su mejillas —, es bueno saber que te la pasaste bien.

—Si, quizás pueda volverse a repetir en otra ocasión.

¿Yo dije eso? Ush, lo dije y lo pensé.

—Wow — ¡Hasta él se sorprendió! Creo que todos lo harían —, ¿Enserio? Sería genial volver a repetir esto.

Me mantengo callada y solo asiento, no quería decir nada más, así estaba bien. Continuamos caminando en un silencio ahora sí incómodo, algo que me disgustaba, rayos, empecé a jugar con la cremallera de mi suéter pero la voz de Ryan me distrajo.

Una Nota Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora