55.

61 27 2
                                    

—¿Te tienes que ir ahora? —Murmuro mirando cualquier lugar que no fuera mi rostro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Te tienes que ir ahora? —Murmuro mirando cualquier lugar que no fuera mi rostro.

—Tengo que hacerlo Sarah, tranquila pronto llegará la respuesta de tu solicitud y nos reencontraremos.

—No estoy segura de poder dejar mi hogar — dijo señalando a los chicos, a Eduardo y mi madre —, no sé si pueda.

—No te presiones, sabrás que hacer cuando llegue el correo de Yale, de cualquier modo te visitaré y las videollamadas no faltarán — puse mis manos sobre sus mejillas mientras empezaba acariciaba estás —, no te abandonaré, seguiré molestándote a pesar de la distancia si es lo que te preocupa.

Logré hacerla reír y sonreí, a decir verdad me dolía dejarla, pero debía seguir mis sueños y Yale me esperaba, mire de reojo a Ryan y solo esperaba que la hiciera feliz, es mi mejor amiga y mis sentimientos iban más haya que una amistad pero podré ser feliz si ella lo es con alguien más.

—Odio esto, vuelvo a despedirme de mi mejor amigo — finalmente me miro y pude notar sus ojos cristalizados —, este donde esté Kate te apuesto a que se siente orgullosa, cuídate y no me reemplaces.

—¿Acaso eso es posible? No puedo reemplazar a Sarah Parkinson, la rubia que me acompañó durante años — ví como la primer lágrima resbalaba por su mejilla y desaparecía después, observé la segunda y la atrapé con mi pulgar —, volveremos a vernos, no sé ni porque nos despedimos.

Abracé fuertemente a Sarah y ella rodeó mi cintura con sus delgados brazos, aspire por última vez su perfume de frutos rojos, recordando la primera vez que nos conocimos.

°°FlashBack°°

Comportense, Sarah es un poco tímida con personas nuevas niños.

El pequeño castaño asintió emocionado mientras observaba como se removía su hermana Kate, no le gustaba peinarse.

—Ya me veo linda mamá, no hay necesidad de ahogar mi cabello en una coleta.

Chillo la menor haciendo muecas mientras se miraba en el espejo.

—La primera impresión es la que más cuenta Kate, déjame, ya casi estás lista.

El timbre resonó por toda su casa y ambos niños se miraron mutuamente, Steven sonrió con superioridad haciéndolo ver tierno por su estatura.

—¡Yo voy! — Steven se miro por última vez en el espejo y salió de la habitación.

Llegó al primer piso y al abrir la puerta sus ojos se toparon con unos celestes, Steven en aquel momento se quedó congelado al ver a la rubia, sonrió y después miro a la señora Parkinson.

—Tú debes ser el pequeño Steven, Martha me ha hablado mucho de ti y tu hermana.

—Steven Watson, para servirles, bellas damas — el menor le sonrió a la menor, quien en aquel momento no había dicho ni una sola palabra.

Una Nota Para DosWhere stories live. Discover now