Capítulo 13

1.8K 243 96
                                    

Esa mañana, Facundo se había despertado cubierto en sudor y con el corazón latiéndole de forma acelerada. Desde la noche anterior, lo había invadido una repentina y extraña sensación de incertidumbre que lo alteró de forma tal que ya no fue capaz de conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada. Ni siquiera la ducha fría que se había dado ni bien se levantó, había logrado calmarlo del todo.

A pesar de que ese día no debía trabajar, no volvió a acostarse. En su lugar, se vistió con un jogging y una remera y se preparó su preciado mate. Con sus pies descalzos, caminó hacia el living y se sentó en el sofá para leer las noticias en su notebook. Como era costumbre, la situación político-económica del país era delicada y el periodismo no hacía más que fomentar el miedo de la gente con sus artículos fatalistas y exagerados. Exasperado, cerró su computadora y salió al balcón para contemplar la vista de la ciudad.

Era un día espléndido. El aire estaba templado y el cielo, absolutamente despejado, brillaba con un suave color celeste. Sin embargo, sabía que eso no duraría demasiado ya que el pronóstico anunciaba lluvias por la noche. Permaneció unos minutos más mientras intentaba encontrarle explicación a la extraña sensación de desasosiego que volvía a oprimirle el pecho. ¿Acaso algo malo había sucedido?

Decidido a llamar a su familia para asegurarse de que todo estuviese bien, entró de nuevo y fue directo a su habitación para buscar el celular que había dejado cargando en su mesita de luz. Al llegar, advirtió que el mismo estaba vibrando. Su corazón se detuvo por un instante al leer el nombre de quien lo llamaba, pero reaccionó a tiempo y logró responder antes de que cortara.

—¿Paula?

—Facundo... Lo siento tanto... No debí ignorarte... Es que... Dios, no puedo.

Hablaba de forma apresurada. El miedo y la angustia eran palpables en su voz lo cual hizo que la opresión en su pecho se intensificara. Algo le había pasado y si bien no entendía por qué lo llamaba a él después de haberlo tratado como a un desconocido por casi dos semanas, en ese momento, solo deseó llegar a ella cuánto antes para verificar que estaba bien.

—¿Dónde estás? ¿Estás sola? —la interrumpió.

En su respuesta entrecortada a causa del llanto, logro identificar el lugar en el que se encontraba.

—Voy a buscarte —anunció a la vez que se ponía sus zapatillas.

—No, no quiero molestar. Solo necesitaba oírte —la oyó decir en un intento por detenerlo.

Sin embargo, nada lo detendría. Se dio cuenta de que ya no le importaba lo que había pasado entre ellos en los días anteriores. A pesar de ser consciente de lo absurdo de su reacción, el saber que había vuelto a recurrir a él en un momento de desesperación —o eso creía a juzgar por el tono de su voz—, lo complació. Jamás le había pasado con ninguna otra mujer, pero ese no era el momento para detenerse a analizarlo. Por una vez en su vida, dejaría de lado lo que consideraba correcto y haría lo que su corazón le indicaba: estar a su lado y hacerla sentirse segura.

—Paula, para mí vos no sos una molestia. No te muevas de ahí. Ya estoy en camino.

En cuanto la oyó aceptar, un poco más calmada, recogió las llaves de su auto y salió de su departamento a gran velocidad.

En cuanto la oyó aceptar, un poco más calmada, recogió las llaves de su auto y salió de su departamento a gran velocidad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Bloque de hieloWhere stories live. Discover now