Capítulo 35

1.8K 248 135
                                    

Esas cuatro palabras tuvieron un poderoso e inmediato efecto en él. Una corriente eléctrica lo asaltó de repente recorriéndole la columna hasta alojarse directamente en su entrepierna. Le acarició la mejilla con el dorso de sus dedos para luego deslizar la mano hacia atrás de su cuello justo en el nacimiento de su cabello. Se inclinó hacia ella y le rozó los labios dulcemente. Introdujo su lengua cuando los sintió entreabrirse encontrándose de inmediato con la de ella que había salido en su búsqueda.

La besó despacio. Exploró su boca con delicadeza y la saboreó con veneración. Podía percibir sus temblores y aunque sabía que estaba asustada, también notaba lo mucho que lo deseaba. Anhelaba lo mismo que él, y por Dios que, esa vez, nada lo detendría. Separándose levemente, pegó su frente a la de ella mientras intentó regular la respiración. Quería que disfrutase de esa noche, que fuese algo especial por lo que se dedicaría a consentirla, a hacerla gozar de cada caricia y cada beso hasta que su necesidad por él se volviese incontenible.

Se apartó solo lo suficiente para mirarla a los ojos. Se estremeció al sentir el magnetismo de esos faros azules que lo doblegaban con solo posarse en los de él. Sin poder evitarlo, bajó la mirada hacia el insinuante valle que dejaba entrever su delicioso escote. ¡Se moría por recorrerlo con su lengua! Dispuesto a comenzar lo antes posible con su cometido, tomó sus pequeñas manos entre las de él y tras besarle los nudillos con ternura, la guio hacia la habitación.

Como suponía que ella no se sentiría cómoda desnudándose con la luz encendida, tomó un par de velas que había sobre un mueble y las llevó con ellos para evitar que el cuarto estuviese del todo a oscuras. La tenue iluminación que estas daban lo convertiría en un espacio calmo y romántico en el que se sentiría más tranquila. Asegurándose de cerrar la puerta tras de sí, se apresuró a dejar las velas sobre la mesita de luz y se volvió hacia ella.

De pie en el centro de la habitación, Lucía aguardaba expectante. Luego de ese dulce y suave beso que acababan de compartir, observaba atenta cada uno de los movimientos de ese maravilloso hombre. No solo era increíblemente atractivo, sino también bueno, cálido, tierno, sensual. Tembló bajo su intensa mirada cuando él giró hacia ella luego de dejar las velas que había llevado seguramente para que no se sintiera tan vulnerable.

Sin mover un solo músculo de su cuerpo, esperó en silencio a que volviese junto a ella. Sintió sus manos sobre la espalda presionando para acercarla más a él. A continuación, ladeó el rostro con la intención de darle espacio cuando lo sintió apartarle el cabello para besar su cuello. Cerró los ojos ante el contacto de sus cálidos labios sobre la piel y se estremeció de placer al sentir inmediatamente después la humedad de su lengua. No podía creer que por fin se permitiría ir más allá. Antes de conocerlo a él ni siquiera se hubiese animado a pensar en ello.

Dante era extremadamente delicado, suave. Le besaba el cuello con paciencia, sin prisa a la vez que le acariciaba el cabello llevándola, poco a poco, a un estado de excitación nunca antes experimentado. Dejándose llevar por las deliciosas sensaciones que él le provocaba, le acarició los hombros y los brazos advirtiendo de inmediato cómo variaba su respiración bajo su tacto. Con timidez, deslizó sus manos hacia su pecho hasta sentir el fuerte golpeteo de su corazón contra las mismas. De pronto, notó que él las tomaba con las suyas para llevarlas hasta el botón de su camisa.

—Desvestime vos—lo oyó decir con voz ronca.

Se estremeció ante esa orden susurrada y con dedos temblorosos, hizo lo que le pidió. Lo oyó gemir cuando sus manos por fin alcanzaron su piel desnuda y comenzaron a recorrer lentamente sus abdominales en dirección a la cintura de su pantalón. Podía sentir el calor de su cuerpo bajo la yema de sus dedos y sin esperarlo, un repentino latido en su centro la hizo jadear. "¿Qué fue eso?", pensó, sorprendida.

Bloque de hieloWhere stories live. Discover now