Capítulo 31

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ADVERTENCIA
El capítulo es fuerte. Tal vez demasiado y espero no ofender a nadie. Solo que es necesario para la continuidad de la trama.

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Paula aún no salía de su asombro. Sabía a ciencia cierta —porque él mismo se lo había dicho— que Andrés no tenía pensado regresar sino hasta el domingo. Entonces, ¿qué lo había llevado a cambiar sus planes? ¿Acaso se había enterado de su traición y por eso decidió regresar antes? El que hubiese llamado al técnico de sistemas de la agencia un viernes por la noche para que le arreglase su computadora personal era algo bastante inusual. Si a eso le sumaba la forma en la que se había comportado esa noche, era absolutamente extraño.

Su marido había jugado con ellos durante toda la cena. Se había comportado de forma territorial haciéndolos sentir incómodos todo el tiempo y eso era un claro indicio de que, si no sabía ya que estaban juntos, al menos, lo sospechaba. Si bien habían sido cuidadosos, en especial él que siempre estaba atento a que nadie los viese juntos, al parecer, no había sido suficiente. Tendrían que haber tomado más precauciones.

Facundo ya se había marchado y Andrés continuaba dentro de su despacho probablemente siguiendo con su trabajo como si nada raro hubiese pasado esa noche. Después de todo, se había encargado de demostrar que ella le pertenecía. No le sorprendía demasiado en verdad. Siempre había sido una persona posesiva, incluso cuando solo eran buenos amigos, mucho tiempo antes de convertirse en pareja. Sin embargo, nunca le había molestado tanto como ahora.

Quizás el hecho de que esta vez Facundo estuviese involucrado tenía algo que ver. O tal vez se debía a que ella había cambiado. Ya no era esa pobre chica aterrada que necesitaba de su ayuda para salir adelante. No era la que se avergonzaba de la forma en la que los demás la veían —incluidos sus propios padres— tildándola de asesina y dándole la espalda cuando más los necesitaba. Ahora era una exitosa publicista capaz de valerse por sí misma enamorada de un hombre que la amaba tanto como ella a él.

Con ese pensamiento en mente, avanzó decidida hasta su despacho. Tenía que armarse de valor y dejar de postergar lo inevitable. No podía seguir sosteniendo ese matrimonio. Ella no amaba a Andrés, sino a Facundo y por él estaba dispuesta a renunciar a todo. Además, su marido era consciente de que ella no sentía lo mismo y aunque era evidente la esperanza en sus ojos cada vez que intentaba despertar en ella algún tipo de emoción que no fuese indiferencia, en su interior sabía que nunca lo lograría.

Siempre se había sentido muy culpable por no sentir como él, pero eso no era algo que pudiese forzarse. Si bien lo estimaba mucho y era consciente de que sin él no habría podido sobrevivir hasta ese día, estaba cansada de simplemente sobrevivir. Deseaba vivir y hacerlo a pleno, pero para ello tenía que enfrentarse a él.

Estaba muy nerviosa. Después de tantos años finalmente le diría que quería separarse. Las manos le temblaban y su corazón martillaba fuerte dentro de su pecho. Sabía que no le gustaría lo que iba a decirle, pero no estaba segura de cómo reaccionaría en verdad. En el último tiempo, su comportamiento hacia ella había cambiado tornándose más agresivo y dominante que de costumbre y aunque estaba convencida de que nunca le haría daño, algo en su interior le advertía que tuviese cuidado.

Estaba claro que jamás le confesaría lo que había hecho con Facundo, como así tampoco los sentimientos que tenía hacia él, aun a pesar de ser consciente de que probablemente ya lo supiese. Después de todo, esa noche no había podido disimular lo mucho que le afectaba tenerlo cerca. Andrés era un hombre muy inteligente, de muchos recursos y con contactos en todo el mundo. Si quería, podía convertir fácilmente la vida de alguien en un completo caos. Por esa razón, haría lo que fuese por alejar a Facundo de la mira. No podría tolerar que él se viera afectado, de ningún modo, a causa de ella.

Bloque de hieloWhere stories live. Discover now