Capítulo 15

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Tras un gemido ronco, Facundo profundizó el beso. Le acarició la espalda con suavidad y deslizando lentamente las manos hasta sus nalgas, la apretó contra él. Quería que sintiera todo lo que ella le provocaba. Bajando aún más, la sujetó de sus caderas y la alzó en el aire para llevarla a su habitación.

Paula lo rodeó con sus piernas a la vez que lo abrazó del cuello para no caer. Facundo no dejó de besarla durante todo el trayecto, sometiéndola así a una deliciosa tortura. Su lengua y sus labios sobre ella hacían que los pensamientos escaparan de su mente. Solo podía centrarse en las abrumadoras sensaciones que él le provocaba con sus besos, con sus caricias, con el simple contacto de su cuerpo caliente.

Al llegar al cuarto, Facundo la recostó con suavidad sobre su cama y se colocó a su lado, con ambos codos apoyados a los costados de su cabeza. Continuó besándola con anhelo. Podía sentir las uñas de ella clavadas en la espalda, pero no le dolía. Más bien lo opuesto, lo enardecía todavía más. Ver la forma en la que ella cedía ante él le resultaba increíblemente sensual y de pronto, un intenso deseo de tocar y besar cada centímetro de su cuerpo lo invadió. Comenzó a liberarla de su ropa con deliberada lentitud sin dejar de recorrer con su lengua la exquisita y tersa piel de su cuello.

Paula jamás había experimentado algo tan intenso en su vida y aunque se moría de miedo, no se creía capaz de detenerlo. También ella necesitaba con urgencia el contacto de sus manos sobre su cuerpo y el roce de sus labios sobre su piel desnuda. Se estremeció al sentir las delicadas y sensuales caricias que él le regalaba mientras la desvestía lentamente y se ruborizó bajo su intensa mirada cuando se quedó por fin en ropa interior.

Facundo la contempló con adoración. Todo en ella le parecía absolutamente perfecto. La suavidad de su blanca piel, el manto rojo de su cabello desplegado sobre su almohada, sus hipnóticos ojos azules fijos en los de él. Sin apartar la mirada de los mismos, se incorporó para deshacerse de su propia ropa y regresó a la cama dispuesto a continuar con su cometido. Besó su cuello de nuevo y la mordió con suavidad provocando que ella gimiera y tirara de su cabello con ansia.

Paula no podía creer la masculinidad que él desplegaba con cada movimiento. La sola visión de su cuerpo desnudo la hacía arder por dentro. Le gustaba el color mate de su piel, así como los contorneados músculos de sus brazos y abdomen. Era el hombre más sexy que había conocido en su vida y por un instante, temió no estar a su altura.

Era consciente de la diferencia de edad entre ellos y si bien nunca le había disgustado su cuerpo, en ese momento la preocupó un poco. ¿Y si no era lo suficientemente atractiva para él? ¿Lo suficientemente joven? Sin embargo, la impresionante erección que había visto hacía unos instantes y que ahora sentía sobre sus caderas, demostraba justamente lo contrario. Facundo estaba realmente excitado. Gimió al sentir la leve presión de sus dientes sobre la piel de su cuello y tiró de su cabello en un arrebato de placer.

Él había advertido la preocupación en su mirada y suponiendo la razón, se dispuso a hacerla sentir cómoda y demostrarle cuanto la deseaba. Quería que sacara de su mente cualquier prejuicio y se permitiese a sí misma disfrutar. Continuó besándola mientras le quitó el corpiño con habilidad y descendió despacio con su lengua hasta llegar al valle entre sus senos.

Los tomó suavemente con sus manos y atrapó uno de ellos con su boca. Gimió al sentir su firme y endurecido pezón. Succionó con placer saboreándolo y atacándolo con su implacable lengua mientras jugó con el otro entre sus dedos. Cuando terminó con ese, repitió el proceso con el otro aumentando la intensidad de sus movimientos.

Paula no podía evitar retorcerse bajo el efecto de sus exigentes besos. La enloquecía con su lengua y la hacía desear más, mucho más. Él lograba despertar en ella una pasión que ni siquiera sabía que tenía. Perdida por completo en esas increíbles y exquisitas sensaciones, notó el ardiente fuego que comenzó a consumirla por dentro clamando por satisfacción.

Bloque de hieloWhere stories live. Discover now