Parte 3: La escuela

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Por motivos de la misma mudanza, los tres llegaron con unos días de antelación para tener todo preparado para su nueva vida. Limpiaron el polvo de la casa, acomodaron todo a su gusto, la cocina ya tenía las despensas en sus lugares correspondientes, y las comidas ya tenían su lugar especializado. El refrigerador ya venía con la casa, y aunque era un poco pequeño, en él cabían todas las cosas. Había un pequeño cuarto el cual denominaron como el del sótano, ya que estaba algo oscuro, pero cupieron todas las cosas que no estaban en las mismas habitaciones.

El cuarto de Lori era de un color azul apagado, nada destacable. Tenía muchos espejos y algún que otro póster de los grupos que le gustaban. Su cama estaba pegada en la esquina, sus armarios estaban repletos de ropa para cada ocasión (algo que Lincoln desaprobaba por completo) y tenía la vista hacia la calle.

Luan acomodaba su silla de reina de las bromas en el fondo, se veían colores vivos en las paredes, su cama estaba apoyada en la esquina, y las cosas que usaba para hacer sus bromas estaban distribuidas en el suelo o en su baúl. Su cámara y computadora dónde subía vídeos graciosos estaban en un escritorio.

Lincoln, por su parte, había llevado sus pósters de Ace Savvy y Arghh!!!, puestos con cariño en la pared, de un blanco normal. Su cajón donde tenía sus calzoncillos y calcetines, contenía aparte unas corbatas que su madre insistió en que se llevara, su cepillo de dientes (y el extra), unos pantalones elegantes, loción y camisas de vestir (de su madre nuevamente), y unos zapatos por si acaso.

Ya en su armario tenía colgadas las ropas que usaría habitualmente, no tan numerosas como las de Lori. Su cama estaba en una esquina. Y sus preciados cómics y videojuegos tenían un mueble para ellos solos, puestos con cuidado y empeño. Para cuando había terminado, se veía como una exposición.

Las clases empezaron, y ellos ya estaban completamente listos. Lori, más que querer volver a la escuela, estaba muy emocionada por volver a ver a Bobby. Lincoln supuso que para Luan iba a ser un cambio duro y difícil, ya que no había nadie allí que ella conociera. Claro, no había contado con el eterno optimismo y humor de la comediante, y para el segundo día ya tenía definido un grupo de amigos.

Lincoln no era tan carismático como Luan, pero ya era muy buen amigo de Ronnie Anne, por lo que no vio motivos para dejar de serlo ahora.

En la primera clase le tocó con los cuatro juntos: Ronnie Anne, Casey, Sameer y Nikki. Como el profesor aún no había llegado, se escuchaba mucho ruido en el salón, sin que nadie los interrumpiera. Sin embargo, dado que el desorden que se apreciaba no era excesivo, Lincoln sospechó que no serían revoltosos y que solo aprovechaban esos momentos para hablar.

En el momento en que entró al salón, Ronnie Anne volteó y una sonrisa se dibujó en su rostro. Al ver que su amiga dejaba bruscamente de hablar, los otros se voltearon para ver la razón, y al notarlo ahí parado, también sonrieron. La morena se levantó y lo abrazó.

- Que gusto que por fin estés aquí, patético -comentó Ronnie Anne, con su habitual humor.

- Sí, a mí también me alegra verte... ¡Hola, chicos! Qué bien que nos toque en el mismo salón.

- Así es, ahora las clases serán un poco más entretenidas -dijo Sameer.

- Ven, Lincoln, siéntate -lo invitó Casey.

Y así se vio integrado en su grupo. Cuando llegó el maestro, hizo la habitual presentación del alumno nuevo, y todos lo saludaron. Y aunque todos parecían agradables y buena gente, con quiénes más se juntó Lincoln fue con ellos cuatro.

Tenía ciertas dudas respecto a la vida en la escuela. Por ejemplo, ya no iba a poder llevar comida todos los días, ya que los que generalmente cocinaban ya no estaban. Él sabía cocinar, por supuesto, pero no iba a poder hacerlo todo el tiempo, de modo que ahora tendría que comprar comida en la cafetería. Pensaba que la calidad de la comida iba a ser mala, pero eran alimentos comunes y corrientes, nada fuera de lo normal. Se compró un hot dog grande, que al menos le quitó el hambre hasta que volvió a casa.

Habló mucho con sus nuevos amigos, y aunque extrañaba a los que tenía allá en Royale Woods, apreciaba lo bien que se estaba llevando con los chicos de la ciudad. Las clases eran interesantes, y la verdad se sentía cómodo con sus maestros. Cuando por fin acabaron las clases, se dio cuenta de que sus expectativas respecto a la nueva escuela habían sido superadas. Les cayó bien a los demás alumnos y maestros, las clases se le hicieron interesantes, la escuela era agradable, y que supiera, no había ningún bully del cual tuviera que preocuparse. Será que todos se sabían defender.

Tenía la intención de volver caminando a su nueva casa, pero...

- ¡Oye, Link! -se oyó una voz a sus espaldas- ¿No quieres venir?

Nikki lo saludaba, junto a los otros tres.

- Vamos a divertirnos un poco, allá en una sala de arcade -explicó Casey.

- Vamos, amigo, para conocernos mejor -lo incitó Sameer.

Ronnie Anne se sentía bastante feliz de que Lincoln se llevara tan bien con sus amigos, dado que tenía miedo de que no lo aceptaran; aunque sus temores eran infundados, ya que no había muchas personas a las que Lincoln les cayera mal. Este no hizo el menor asomo de duda, y aceptó sin dudar. Solo le envió un mensaje a Lori para que no se preocupara. Lo que había pensado que era el fin de un día, era en realidad el principio de toda una nueva aventura. Ya los conocía un poco mejor a todos, y se llevaba tan bien con ellos que no podía sino sonreír. Se pasaron unas horas en el arcade, jugando lo que se les antojara, y comiendo frituras a lo largo del tiempo.

Estaba venciendo a Casey en un juego de hockey de mesa, cuando notó que se estaba haciendo tarde.

- Lo siento, chicos, pero me tengo que ir. Los veré mañana.

- Claro.

- Nos vemos, Link.

- Que te vaya bien.

Volvió a su nueva casa, donde Lori hacía rápidamente unos sándwiches y Luan acomodaba la mesa.

- Hola, Lincoln. ¿Cómo te fue?

- Bastante bien. El primer día siempre es el más fácil, y me junté mucho con Ronnie Anne y sus amigos. Nos la pasamos de maravilla en el arcade. Me divertí mucho. ¿Y a ustedes? ¿Cómo les fue?

- Normal -dijo Lori.

- Igual -contestó Luan.

- ...Jajaja, qué explícitas -repuso Lincoln, sonriendo.

Eso las hizo reír. Y ahí sintió lo que su vida se había vuelto, una vez más. Y si de ahora en adelante las cosas iban a ser así, no veía forma en que las cosas pudieran salir mal.

Lo que nos unió al finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora