Parte 20: La preparación

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- Ya han pasado casi tres días desde que rescatamos a Lincoln, y Bobby no ha mostrado ni un pelo, ¿dónde estará?

Lori no se podía quitar la sensación de que algo malo pasaba.

Cuando estaba cuidando a Lincoln, también cayó dormida. El albino despertó unas cuantas horas después, sintiendo un hambre voraz que le carcomía las entrañas, impidiéndole pensar en nada más. Luan les llevó las pizzas que había pedido, y comieron juntos. Mientras comían, Lori tuvo la oportunidad de pensar de nuevo en su novio, ahora que los demás problemas habían sido resueltos.

El delicioso sabor de la pizza la distraía, además de que, en cuanto se despertó su hermano unas horas después, le explicaron a Lincoln cómo habían acabado las cosas. No fue sino hasta unos días después que ya no tuvo más distracciones.

- Ronnie Anne me dijo que si lo veía le avisaría -pensaba- Y tres días son más que suficientes para decirle que lo busco. A ver, ¡piensa, Lori, piensa! ¿Qué podría estar ocurriendo?

Remontó su memoria al primer día en que llegaron, cuando quiso verlo nada más llegó a la escuela. Fue recorriendo el tiempo hasta el día actual.

- No es la primera vez que se ausenta -razonó- No soy tonta. Puede que antes me hubiera dado razones para haber estado fuera, pero van varias veces que esto ocurre, y por varios días seguidos. Y nadie de su familia dice nada. Es obvio que Ronnie Anne miente, por lo que Bobby ha de estar escondiéndome algo.

En esos momentos, la mayor volvía del trabajo en su coche, de modo que tenía que poner atención al camino; sin embargo, no era fácil, ya que sus sospechas y temores la roían por dentro.

- Dicen que tiene que trabajar mucho, y tal vez así sea de vez en cuando; pero no puede ser lo mismo todo el tiempo. ¿Tendrá problemas con alguien? ¿Huirá de la justicia? ¿Buscará una forma de salir de esta ciudad? ¿Se estará viendo con alguien? ¿Y si...? No puede ser... ¿Me estará engañando?

Una vieja inquietud surgió desde lo más profundo de su subconsciente. No era la primera vez que pensaba que Bobby ponía sus ojos en otra mujer, pero pensaba que era lo normal en un hombre: Verle el trasero o el pecho momentáneamente a una mujer con dicho atributo, mirar a los ojos a una chica que le esté hablando, agregar a chicas a sus redes sociales para algún trabajo, bailar con alguna otra en las fiestas una que otra vez, reírse de algún chiste, o cualquier otra cosa parecida. Después de todo, había veces en las que Lori se sentía ligeramente atraída hacia otros hombres bastante atractivos, pero eso era todo. E incluso esos momentos se iban viendo reducidos por lo que Bobby siempre hacía por ella.

Pero, ¿acaso no había hecho todo por su novio? ¿No había hecho hasta lo imposible con tal de verlo feliz? Era cierto que había cometido errores en el pasado, como cuando lo hizo manejar mucho cuando se tomaba esas fotos en su competencia contra Carol.

Sin embargo, ahora era diferente. Aún se colgaba a él en ocasiones, pero ella creía que había cambiado para bien. ¿Habría hecho algo mal? No quería creer en eso.

Se paso el resto del viaje de regreso a casa pensando en alguna cosa que hubiera pasado por alto, pero simplemente no se le vino nada a la mente.

De todos modos, tenía hambre, por lo que decidió primero llegar a casa y luego atender sus propios problemas. Más vale estar seguro que preocupado. Llegó, se estacionó y se dirigió hacia la puerta. Había luz en la cocina y en la sala. Al entrar, Lori vio a una muy caprichosa Luan jugueteando con su novio. Benny parecía que se llevaba a la mar de bien con la comediante.

- Hola, chicos -los saludó Lori.

- Hola. ¿Cómo te fue hoy en el trabajo? -preguntó Luan.

- Más de lo mismo. ¿Y la escuela?

- Fenomenal, ya que la tengo a ella -dijo Benny.

- Ay, mi amor -ronroneó Luan, haciéndole cosquillas a Benny.

Éste no se resistió y se rió con fuerza. Dejándolos solos, Lori fue a la cocina, donde un muy atareado Lincoln se afanaba en la estufa.

- Un poco más de agua... Le falta un toque de sal... Algo de pimienta... Tal vez cilantro...

- ¿Qué onda, Lincoln?

- Hola, Lori.

- ¿Qué haces?

- Ni siquiera yo lo sé -comentó éste, distraído- Invento algo con este pescado. Con suerte saldrá bien.

- Ya eres todo un chef, ¿cocinas para cuatro?

- Claro, así obligaremos a Benny a quedarse, ya que pretende marcharse. Según él que no quiere molestar.

- Vaya que Luan dio en el clavo al conseguir novio, caballeros no se encuentran todos los días.

- Ya lo creo.

- Mmmhhh, huele bastante bien, hermanito. Serías un padre sensacional.

El albino se sonrojó un poco.

- Gracias, Lori. ¿Podrías poner la mesa por favor?

- No hay problema.

Uno nunca sospecha lo que siente un padre o alguien con autoridad al ver la casa tranquila. Da una calidez agradable, y mucho más cuando te saludan tus seres queridos al entrar. Fue por eso que a Lori le dio una enorme satisfacción ver que tanto Luan como Lincoln se ayudaban mutuamente. Independientemente de las razones por las cuales su madre haya decidido que ellos dos se mudaran con ella, su progenitora había elegido bien.

Al ver a Lori poniendo la mesa, los novios comediantes se ofrecieron a ayudarla. Pasaron un buen rato hablando entre ellos, hasta que el peliblanco se acercó con cuatro exquisitas porciones de pescado asado. Ninguno supo nunca cómo lo cocinó, pero sabían de rechupete.

Benny se mostró algo tímido al principio, pero conforme entraba en confianza y se abría, vieron lo que seguramente Luan veía en él: era divertido, amable y detallista.

Los enamorados nunca se soltaron de la mano, no hasta que el castaño insistió en que tenía que irse.

- ¿En serio tienes que irte, amor? Podemos prestarte ropa y una cama...

- Luan, en serio agradezco tu ofrecimiento, pero me tengo que ir. No obstante, fue una velada maravillosa. Veo que tu familia es muy agradable.

- Jajaja, si vieras a todas mis hermanas, tal vez no estuvieras diciendo lo mismo.

- Es posible, jaja. De todos modos, nos vemos mañana.

- Está bien.

Juntaron sus labios para despedirse por esa noche, algo que a Lori se le hizo romántico, y a Lincoln ligeramente cursi. Luan se fue directamente a acostar, ya que estaba muy cansada. De modo que los otros dos limpiaron.

Sin embargo, durante esos minutos de silencio, el albino notó que Lori se veía decaída. Al parecer pensaba en algo.

- ¿Qué piensas, Lori?

- No... No es nada, Link. Es solo que no he visto a Bobby en estos días y me preocupa. Nadie de su familia me dice nada tampoco...

Lincoln se quedó de piedra.

- Pero no importa. Estoy segura de que pronto aparecerá. Bueno, terminé. Mañana tengo que volver a trabajar. Descansa, Lincoln.

- Hasta mañana, Lori.

Pero mientras su hermana se marchaba, Lincoln se debatía entre decirle lo que le había visto a su novio hacer o quedarse callado. A Lori le dolería saberlo.

Y al mismo tiempo, Bobby Santiago se preparaba para romperle el corazón.

Lo que nos unió al finalTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon